Cuauthémoc Mayorga Madrigal*
Los libros de autoayuda son libros que se leen solos.
Usted lo compra, lo deja en la biblioteca y ya no tiene que leerlo.
MARCOS MUNDSTOCK
(integrante de Les Luthiers)
Un investigador versado en temas de política y cultura afirmaba: «La Cultura Represora produce una forma de subjetividad que puede denominarse Autismo Ciudadano. Muchos libros de autoayuda, con un suceso de ventas que envidio profundamente, hacen palanca en este Autismo (sic)».
Dudo en centrar mi atención en el “inmenso poder de dominación” de la literatura de autoayuda o en la profunda envidia que dejan estas obras (las más vendidas en librerías, ferias de libro y hasta el Walmart) en aquellos que han empeñado sus desvelos en comprender al hombre, las pasiones, la economía o la cultura. Sin duda Deeprak Chopra, Og Mandino, Robibn Shamara o Paulo Coelho se sentirían muy alagados ante el gran poder persuasivo que les adjudican los expertos.
Pero el experto siempre estará muy enfadado con el éxito de aquellos que, sin ser especialistas o careciendo de bases científicas o filosóficas en los asuntos de los que hablan, reciben premios, aplausos, invitaciones a grandes foros, además de pingües ganancias. Así, durante el sexenio de Miguel de la Madrid el autor de Juventud en éxtasis recibió, de manos del presidente, el Premio Nacional de las Mentes Creativas y uno de los autores más aclamados durante la Feria del Libro de Guadalajara ha sido el comediante y conductor de televisión Yordi Rosado, autor de Quiúbole con… donde se dirige a los jóvenes con consejos espirituales, de amor, de estudio y sexualidad, además de haber vendido más de 300 mil ejemplares en sólo tres meses.
Algunos datos más para estimular la envidia de los expertos: algunos de los libros más populares alcanzan las 59 ediciones, las impresiones de El monje que vendió su Ferrari se agotan antes de terminar el año, otras obras se imprimen hasta tres veces por año, muchas de ellas se consolidan como best sellers, en la mayoría de las librerías de Guadalajara destacan en el espacio visual de los clientes y los libros de Deeprak Chopra han sido traducidos a más de 35 idiomas.
La molestia de los eruditos pudiera justificarse al percibir que, al haber dedicado una vida de estudio sistemático a las ciencias, la literatura o la filosofía, se vean desplazados por individuos que, mediante un discurso atractivo, ofrecen un recetario de soluciones prácticas a los lectores.
Así, es frecuente la molestia del médico ante el éxito de los herbolarios o los homeópatas, de los economistas ante las soluciones que les ofrecen las tandas o las cajas de ahorro, y de todos aquellos se han estudiado sistemáticamente los temas de la amistad, el amor, las finanzas, la sexualidad, las relaciones humanas o la felicidad, y ven que las investigaciones metódicamente sustentadas se ensombrecen ante los escritos de corte más emotivo que científico. Por ello connotados científicos como Jerry Coyne, Richard Dawkins o Michael Shermer han definido a estas obras como escritos saturados de pseudociencia y magia.
Por otra parte, creo comprender el éxito de las obras ya que, especialmente la casas editoriales que los publican, no son editoriales científicas ni universitarias, antes bien son empresas cuya finalidad principal es la ganancia, donde la calidad de la escritura, el soporte racional o científico de las afirmaciones, así como el respaldo académico de los autores, son factores accesorios ante las pretensiones de crecimiento económico de las empresas.
Otro aspecto que contribuye al éxito de las obras de autoayuda son las temáticas y el ofrecimiento de soluciones a problemas que radican en el corazón de la humanidad desde tiempo inmemoriales. Estas obras prometen alternativas para ser felices, para tener muchos amigos, para ser exitosos en el amor, para gozar de mucho prestigio y obtener mucho dinero.
La narrativa se desenvuelve a través de historias de personas exitosas, apelaciones a la “ciencia” y reiterando a los lectores que son criaturas únicas y especiales que tienen el poder de alcanzar todas las metas que se propongan. Pero más allá de las referencias que hacen los autores de los libros de autoayuda desconocemos si alguien se haya convertido en un “mejor ser humano” (independientemente de lo que esto signifique) al seguir los consejos de las obras de superación personal.
Los recetarios a veces son muy prácticos para poder cocinar el arroz sin que se pegue, construir el huerto familiar o armar una mecedora, pero resolver los proyectos de vida de los seres humanos con problemas diversos y en circunstancias específicas mediante la lectura de los textos de autoayuda, es exceso de confianza o ingenuidad.
El experto seguramente se preguntará: ¿por qué un charlatán tiene tanto éxito y yo no? Me parece muy bien que estas preguntas sean formuladas, porque tengo la impresión de que muchos de los grandes talentos toman distancia de las más sentidas preocupaciones de la humanidad, escriben sólo para sus pares y manifiestan un gran desprecio por la escritura de obras orientadas a la divulgación del conocimiento.
* Profesor investigador del Departamento de Filosofía, del CUCSH