Dios es sólo para ricos. En cambio los pobres están lejos de su gracia. Por lo menos eso piensa doña Margarita, quien optó por creer en la Santa Muerte, a la que ha pedido favores, amparo y protección. Ella asegura que la Niña Blanca la curó de un cáncer.
“Hace cuatro años, un doctor del Seguro Social me diagnosticó cáncer en el seno derecho. Me dijo que había necesidad de extirparlo. Me asusté mucho, hable con mi familia y mis amigas. Una de ellas me aseguró que no era preciso que me operaran, que un milagro me podía salvar. Me llevó a la casa de otra persona, y ahí me encontré a la Santa Muerte. Me asusté. Pensé: ¡No puede ser! ¡Cómo que una calaca me puede ayudar! No lo creía”.
El susto no fue impedimento para que doña Margarita decidiera pedirle un milagro a la Santa Muerte. Por un lapso de tres años, a diario le prendió veladoras. Cuenta que los tumores le empezaron a salir también en su seno izquierdo, y de repente se le quitaron. La clave para ella fue pedir con mucha devoción y fe. En agradecimiento levantó un altar en una de las habitaciones de su casa. A partir de tal fecha su domicilio se ha convertido en un recinto donde acuden algunos vecinos y amigos a rendir culto a la Santa Señora, como también la llaman algunos.
El testimonio fue recabado por Camilo Sánchez Beltrán, profesor investigador del Departamento de Clínicas de Salud Mental, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS). El académico detalla que la entrevistada no se hizo análisis posteriores para corroborar si la enfermedad había desaparecido. Incluso, aclara que no tiene en su poder los que le hizo el Seguro Social para diagnosticarle tal enfermedad. Hay personas que necesitan milagros y afirman recibirlos por conducto de la Santa Muerte. No buscan explicaciones científicas o racionales, sino las emocionales, señala el académico.
Para Bogar Escobar Hernández, investigador del Departamento de Estudios Mesoamericanos y Mexicanos, una de las causas por la cual hay personas que piden favores a la Santa Muerte, en lugar de a los santos católicos, es que la oferta religiosa tradicional ha caído en descrédito. Además, “los devotos de la Santa Muerte tienen la percepción de que concede favores a corto plazo, y la rapidez es el signo de la sociedad moderna… Se come rápido, se vive rápido, se mueve rápido…. En este contexto cualquier oferta religiosa o política que hable de esperar, resulta poco atractiva”.
A cada quien su Santa Muerte
íngel es su nombre de pila, pero le gusta que le llamen íngela. Enamorarse de Sebastián y tener un desenlace feliz es para ella un verdadero milagro que debe a la Santa Muerte. “Pedí con mucha devoción a San Antonio que ese hombre me hiciera caso, pero él ni en cuenta. Otro amigo me dijo que pidiera a la Señora, que ella sí era efectiva. Estaba tan enamorada, y de pilón, desesperada, que compré la Santa Muerte con túnica roja y empecé a rezarle. Incluso inicié una novena. Al tercer día, él me habló desde Tijuana… ¡Yo no lo podía creer: quería verme! Al mes ya vivíamos juntos. Llevamos siete años como pareja, aunque hubo quien nos intentó separar. Entonces compramos la Santa Muerte con túnica blanca, para alejar las envidias”.
“Si la quiere para el amor, cómprela con túnica roja; para el dinero, dorada…”, señala Luisa, una dependiente de la yerbería Vero, ubicada en el mercado de San Juan de Dios. Ella afirma, además, que según la petición es el tamaño de la imagen que debe comprarse. “Si la quiere para encontrar pareja, llévese de las más grandes. Una pequeñita podría romperse con tanta energía”.
El que las personas adapten algunos elementos católicos, como oraciones dentro del culto, puede explicarse como un fenómeno de sincretismo religioso. A pesar del “descrédito que enfrenta la religión católica, todavía tiene un alto valor simbólico. La facilidad de mimetizarse permite al culto de la Santa Muerte su expansión”, indicó Bogar Escobar.
La Santa Muerte rebasa para muchos lo que otros santos o vírgenes ofrecen. Le atribuyen un campo de poder más amplio. Tal vez sea uno de los ejes de competencia simbólica frente a otras figuras de la iglesia, aseveró Darío Flores Soria, investigador del CUCSH.
El investigador hace una comparación entre el culto a la Santa Muerte y los que promueve la iglesia católica. A la Niña Blanca se le relaciona con actividades delictivas, ya que en muchos escenarios donde se cometieron asesinatos u otros delitos había altares a la Santa Muerte. Sin embargo, la figura e imagen de la virgen de Guadalupe también es portada por muchos presos y personas que cometen algún ilícito. “Se critica su culto porque mucha gente cree que si no le cumple una promesa, se enoja y castiga, pero hay que recordar que dentro de la religiosidad popular, lo mismo ocurre a alguien que no cumple sus mandas o promesas a la virgen o a los santos”.