Ser un puente entre el presente y el pasado es lo que busca Luis Ignacio Gómez Arriola, académico del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), quien ha trabajado, por casi 40 años, en el rescate del patrimonio cultural material e inmaterial de Jalisco y el Occidente de México.
Sus trabajos, investigaciones y gestiones han contribuido a crear leyes de protección de bienes patrimoniales, pero también han logrado declaratorias mundiales por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), como es el caso del Hospicio Cabañas y, más recientemente, la Romería de la Virgen de Zapopan.
Licenciado en Arquitectura por la Universidad de Guadalajara (UdeG), este investigador ha trabajado para el Instituto Nacional de Antropología e Historia en Jalisco, pero también ha formado generaciones que buscan proteger aquel tesoro que nos habla del pasado: el patrimonio cultural.
¿Cómo inició su pasión por la preservación del patrimonio cultural?
Cuando salí de la carrera entré a un despacho a trabajar, pero sentí que no era a lo que quería dedicar mi vida. En 1980 se presentó la oportunidad de colaborar con el restaurador Gonzalo Villa Chávez. Con él me invitaron a la restauración del Palacio de Gobierno de Jalisco y ahí me di cuenta que eso era lo mío: más que la arquitectura, lo mío era la conservación del patrimonio edificado. Aprendí del mejor, del precursor de la restauración en el Occidente de México. Luego se me presentó la oportunidad de laborar en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Jalisco, en el otorgamientos de permisos para intervención de monumentos, asesorías, dictámenes, supervisión.
¿Cuáles han sido algunos proyectos que ha realizado en su carrera?
Me invitaron a trabajar en Colima para fundar la Escuela de Arquitectura de Colima y la Delegación del INAH en dicha entidad, junto a Villa Gómez también. Me tocó participar en la declaratoria de Comala como zona de monumentos históricos. En 1995, fui director de Patrimonio en la Secretaría de Cultura de Jalisco, lo que me permitió promover la primera ley en dicho ramo. Trabajé con el equipo que hizo el expediente de postulación del Hospicio Cabañas como patrimonio de la humanidad por la Unesco. Cuando regresé al INAH, en 2001, iniciamos a elaborar la declaratoria del Paisaje Agavero y en 2006 éste fue inscrito en la lista de patrimonio mundial. De igual forma colaboré en el itinerario cultural del Camino Real Tierra Adentro (que conecta a la Ciudad de México con Santa Fe, Nuevo México). Promovimos la declaratoria del mariachi como patrimonio mundial e inmaterial, y ya enfilado, me invitaron a colaborar en el expediente de postulación de la tradición de la Romería y el ciclo ritual de la Virgen de Zapopan, cuya característica es que 2 millones de peregrinos acompañan a una imagen religiosa; ésta fue reconocida por la Unesco en noviembre de 2018.
Tras haber trabajado en distintos proyectos, ¿cuál es el que considera más significativo?
El que tuvo que ver con el Paisaje Agavero y las antiguas instalaciones industriales de Tequila, porque amplió la noción y ayudó a definir esta categoría que se llama paisaje cultural, tanto aquí en México como en el ámbito internacional; entonces ha aportado mucho, porque por primera vez en nuestro país se reconoce con valor cultural a un territorio. Esa visión de carácter territorial no estaba muy clara, incluso en la Unesco fue muy bien recibida, porque integraba elementos que están en el territorio y no se veían como valor patrimonial.
¿Qué importancia tienen los bienes patrimoniales para nuestra sociedad actual?
Es importante porque con la globalización nos enfrentamos a un montón de inercias donde la tendencia es homologar, entonces en este proceso se pierden valores locales y nacionales, incluso. Es importante que la comunidad tenga conciencia de su patrimonio, si no nos diluimos como sociedad. La conservación del patrimonio es resistencia cultural.
¿Qué siente al ser condecorado con el Premio Jalisco en el ámbito Cultural?
Se me hace significativo, porque es la primera vez que se reconoce al área de conservación del patrimonio en los premios Jalisco. Esta área siempre ha sido el patito feo, porque somos los malos de la película, los que no damos permisos para que tumben edificios para construir. Es un gran logro para todo el gremio, en el que siempre hemos luchado contra corriente; nos ven feo porque queremos preservar el patrimonio que es de todos nosotros.