Camila y Abril son mejores amigas; aunque, en sus adentros, ambas desean que esa relación pudiera ser algo más. El problema: no existen las palabras para eso.
Enamorarse de un mejor amigo del mismo sexo es quizá una de las situaciones más comunes que alguien que está descubriendo su sexualidad puede vivir; pero, también, es una de las menos contadas.
A pocas horas de que Abril parta junto con su familia del pueblo donde creció con Camila, para jamás volver, ambas no encuentran las palabras que describan lo que sienten entre sí.
La cineasta tapatía Nancy Cruz decidió mostrar esta realidad en Los últimos recuerdo de abril, filme que resultó ser el Mejor Cortometraje Mexicano y obtuvo la Mención Especial del Jurado de la Prensa en el festival de cine Shorts México 2020.
En entrevista para Gaceta UdeG, la egresada de Comunicación Pública del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) compartió el proceso de creación y el alcance que ha tenido esta película, que muestra una vivencia adolescente que a muchas personas les pudo haber ocurrido.
¿Cómo decidiste cuál sería la historia que se muestra en el filme?
Originalmente Los últimos recuerdos de abril iba a ser mi proyecto de tesis en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la UNAM, para la licenciatura en Cinematografía. El guion lo desarrollé en el último semestre de la carrera.
Por esa época me cayó por coincidencia un libro que me trajo una amiga de Barcelona, que es de la autora brasileña Carol Bensimon. Y justo esa novela trata sobre dos amigas que tienen 15 años sin hablarse, aunque crecieron juntas en el mismo pueblo en Brasil.
La novela inicia cuando se vuelven a buscar y hay un blackout muy incómodo del que nunca hablan. Ambas realizan un viaje por su país y te das cuenta de que están terriblemente enamoradas una de la otra, pero nunca lo van a poder decir.
Entonces, lo que intenté hacer con el corto fue imaginar qué había pasado para que esos personajes llegaran a esa situación; fue inspiración libre.
Pero también, de lo que quería hablar era sobre lo que es despedirse del lugar donde creciste y tienes todos tus recuerdos, donde tienes a las personas que te importan.
Porque de alguna manera ese viaje lo tuve que hacer yo de Guadalajara a la Ciudad de México, donde me vine a estudiar.
Sentía que durante mi tesis era un buen momento de cerrar ese ciclo de haber abandonado el lugar donde crecí.
¿Dónde se hicieron las grabaciones?
Las locaciones son en El Monteón y Lo de Marcos (localidades del municipio de Compostela), en las costas de Nayarit.
Tenía muchísimas ganas de grabar en la zona Occidente del país. Toda la carrera intenté que todos mis trabajos se grabaran allá.
Un poco mi aferramiento de grabar fuera de la Ciudad de México es porque cuando veía películas mexicanas entendía que no era mexicano, sino con una visión capitalina o chilanga.
Yo sentía las historias lejanas, me parecía rarísimo. Era un cine que sólo representaba a una ciudad, las visiones de la misma o, incluso, de las de las personas de ese lugar asomándose a «provincia».
Vine a estudiar acá, pero todos mis ejercicios fueron de historias que pudiera grabar películas en Guadalajara (Azul turquesa, Venus 2.0, Mariachi Nights).
Esta historia aborda lo que vive un sector de la diversidad sexual poco visibilizado: ¿mujeres lesbianas se han acercado a ti para retroalimentarte?
Estas semanas que estuvo el cortometraje en línea, en Shorts México, se me acercaron mujeres a decirme que esa historia les había pasado a ellas, que nunca habían tenido la oportunidad de expresarlo.
Hubo chavas que nos compartieron lo que ellas habían tenido que pasar cuando eran adolescentes; que no podían decirle a la persona que amaban que la amaban.
También hubo conocidos que les escribieron cosas muy bonitas a las dos actrices, Ari Albarrán, quien interpreta a Camila, y Victoria White, quien da vida a Abril.
Les dijeron que habían conectado a sus personajes. Se siente bien saber que a alguien más le rebota lo que haces.
¿En algún momento te imaginaste obtener algún reconocimiento en Shorts México?
La verdad es que no lo esperaba, sobre todo porque estaban en competencia mis maestros del CUEC. Para mí era bastante emocionante sólo saber que estaba en la competencia.
Me emocionó mucho exhibir en línea a Los últimos recuerdos de abril, en el marco del festival.
Al principio teníamos el temor de lo que pasaría en la industria del cine tras la pandemia y ahora pienso que jamás me imaginé que el cortometraje podrían verlo tanta, tanta, tanta gente.
Sabíamos que lo estaban viendo porque nos llegaban muchísimos mensajes.
En las funciones presenciales a veces estaban muy reducidos, y si no llegaban a ésta pues entonces ya no veían las películas; aquí sí había la oportunidad de ver el filme a la hora que podían y las veces que quisieran.
Y además que lo recomendaran con un click. Eso me sorprendió bastante, que lo pudieran ver bastantes personas.
¿Seguirás abordando historias sobre sectores que aún no tienen tanta representatividad en el cine?
Intuyo que los temas que interesan son los que están relacionados conmigo y que me gustaría ver en pantalla y que son difícil encontrar.
A veces me pregunto por qué nadie ha hecho películas sobre ciertos temas. Siento que, de alguna manera, lo que escribo es lo que a mí me gustaría ver y que no he encontrado.
Siempre tengo la broma con mis amigos de que escribo para mi Nancy de 17 años. Las cosas que hago siempre han sido como bastante adolescente, pues me pregunto qué me hubiera gustado ver a mí a esa edad.
¿Qué sigue para este cortometraje?
Para este año el filme también se encuentra en competencia de Cortometraje Mexicano de Ficción, en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), y formará parte de la selección del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG).