Sofía Echeverri se instala en el MUSA

Visitantes podrán interactuar con la creadora tapatía durante su estancia

1876

Como parte del programa Artista en residencia, Sofía Echeverri se instalará por unos días en el MUSA, Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara.

Será del 16 al 19 de junio y del 29 de junio al 3 de julio cuando los visitantes podrán interactuar con la creadora tapatía, quien trabajará en torno a piezas que serán incluidas próximamente en una exposición que iniciará el 15 de julio.

La forma de interacción será develada por la propia artista conforme transcurra la dinámica, de la que surgirá una exhibición con obras que evocan chamanas, diosas y otras figuras.

Echeverri es licenciada en Artes Visuales por la Universidad de Guadalajara. Estudió dibujo con José Fors y pintura con Davis Birks y Carlos Vargas Pons. En París, Francia, se especializó en técnicas antiguas y modernas de dibujo. Además, estuvo vinculada con el taller de litografía de Leonard Codex, en Nueva York, Estados Unidos de América.

Cuenta con exposiciones individuales y colectivas en México y en el extranjero, y ha conseguido varios reconocimientos. Ha realizado labor docente de manera independiente desde hace más de 14 años.

El programa Artista en residencia es una actividad educativa que pone en contacto al visitante con las diferentes etapas del proceso creativo de un autor.

Para ello se acondiciona un espacio del museo a manera de taller en el que el creador podrá desarrollar su trabajo durante un tiempo establecido. En dicho lapso, el público tendrá la oportunidad de interactuar con él a través del diálogo o de la simple observación de sus labores.

De esta dinámica surge una relación tan cercana que su impacto puede llegar a convertirse en una experiencia trascendental para quienes la protagonizan.

Este tipo de proyecto promueve un ejercicio de reflexión con el que los artistas meditan sobre su producción a partir de las interpretaciones que, de manera directa, reciben de las personas que conviven con ellos. 

Quien decide emprender una residencia acepta sobrellevar un desafío que pondrá a prueba su capacidad de concentración, la confianza que tenga en sí mismo y el nivel de compromiso que posea para poder entregar un grupo de obras que, además de afrontar el juicio de sus contempladores ―en ocasiones nada complacientes―, deberán quedar listas dentro de un margen temporal muy estrecho.

Artículo anteriorPor el récord Guinness, con un mensaje de inclusión
Artículo siguienteCUTonalá: nueve años de llevar educación de calidad y cultura de paz al oriente del AMG