Pasos de mil colores y formas cruzan sobre la imagen. Los rostros de Imelda Virgen y de Marisela Escobedo en el piso son a la vez los de las miles de mujeres que han sido desaparecidas o asesinadas en México y que quedaron así: olvidadas y desapercibidas bajo la cotidianidad que de prisa e indiferente les pasa por encima en el centro de Guadalajara.
“Ni perdón, ni olvido”, “Ni una menos”, “Verdad y justicia”. Las frases que fueron pintadas al pie de la “Antimonumenta”, una escultura de tres metros de alto, son las mismas que los grupos feministas y de familiares de mujeres víctimas de desaparición y feminicidio repiten una y otra vez en sus manifestaciones.
Los oídos sordos de las autoridades y una sociedad que pareciera indiferente, les llevaron a plasmarlas ahí en plena Plaza de Armas, frente al Palacio de Gobierno, para hacerlas visibles y permanentes, como su lucha.
Pintada de morado y rosa, con la figura de la mano en puño y el símbolo de la lucha feminista, y la frase “No + feminicidio” en medio, la Antimonumenta fue instaurada en noviembre de 2020 por el colectivo #YoVoy8deMarzo para hacer visibles los feminicidos de Jalisco y México que ese año sumaron 978 y en 2021 eran ya mil 004, de acuerdo con información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Al pie de la escultura, el colectivo y familiares de víctimas colocaron fotografías de algunas mujeres que fueron asesinadas. Hoy, en ese mismo lugar, fue creada una pieza artística en la que destacan los rostros de Marisela Escobedo, la activista de Chihuahua que fue asesinada a tiros cuando buscaba Rubí, su hija también asesinada; y de Imelda Virgen, la mujer cuyo caso fue reconocido por primera vez como feminicidio por la justicia mexicana. Dos mujeres emblemáticas que dan voz a miles.
Las autoridades municipales han querido adueñarse de la Antimonumenta buscando reivindicarse de las omisiones que han tenido para las víctimas y la complicidad con un sistema de justicia que deja impune 1 de cada dos feminicidios, de acuerdo con la asociación Impunidad Cero.
A pesar de ello, la escultura ha resistido e incluso ahora recibe protección por parte de la policía como cualquier otro monumento del centro histórico y es además el lugar al que las protestas feministas acuden para manifestar sus reclamos de justicia, equidad y respeto.
A la espera de que vuelva una nueva manifestación, la Antimonumenta permanece impasible en el corazón de Guadalajara, con la esperanza de que los paseantes se detengan un momento a escuchar, mirar y salir de su indiferencia.