Cuando el 29 de agosto pasado se dio a conocer a Rafael Cadenas como el decimonoveno ganador del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, los reflectores apuntaron sin demora hacia él, un profesor jubilado de la Universidad Central de Venezuela, poeta impreso desde los diez años, comunista juvenil y exiliado político, ahora demócrata realista, crítico y de oposición; voz de lo ordinario, del poema mismo, de la humildad en primera persona, del fracaso, pero sobre todo, amante del lenguaje y la poesía como pura expresión del ser.
La entrega del Premio es el evento medular de la Feria, el gran acto inaugural (28 de noviembre, 11:00 horas), reconocimiento a toda una vida de tinta y musas, el epítome de la fiesta de las letras: en el auditorio Juan Rulfo se dan cita el jurado, los medios de comunicación, las autoridades universitarias, los lectores asiduos del homenajeado y los nuevos adeptos. Además de la cobertura tradicional a través de la prensa escrita, radio y televisión, el sitio web oficial de Rafael Cadenas ha anunciado su cobertura en vivo del evento vía Twitter, siguiendo el contacto “rc_web”.
El sitio, anunciado oficialmente este 24 de noviembre, aunque contiene noticias fechadas desde el 1 de septiembre, es un oasis de información para abordar la obra y el pensamiento de Rafael Cadenas. Con tan sólo tres títulos (agotados, además) en el catálogo del enlace de librerías más grande México, y un volumen de Obras enteras editado hace casi una década por el Fondo de Cultura Económica y reeditado en 2007 por la editorial española Pre-Textos, la obra de Cadenas es difícil de encontrar.
Por el contrario, no es difícil hallar quejas al respecto de estudiantes y aficionados en internet, sobre todo de venezolanos, pues en su país la editorial del Estado, Monte ívila, no ha publicado nada de él desde 2002: una reedición del ensayo Entorno al lenguaje.
En Facebook, su perfil cuenta con poco menos de dos mil admiradores. Para encontrar su página oficial hay que consultar un buscador venezolano y poner atención en el resultado número 39 de la búsqueda. Y ni así aparece el periódico venezolano El Nacional, que le dedicó íntegro el suplemento “Papel literario” del 17 de octubre. Rafael Cadenas aparece solamente como una breve biografía y una escasa selección de poemas en algunos sitios especializados en recopilar poemas.
Quizás por eso el jurado desea en su acta que Rafael Cadenas gane más lectores, y consideran que su importancia “puede medirse por el número de poetas, críticos y especialistas que lo han ido siguiendo a través del tiempo”.
Ya se ha dicho antes: la poesía de Cadenas transita entre los lectores como el sello de una cofradía. Sin duda, son iniciados María Luisa Blanco, Ana María González Luna Corvera, Gustavo Guerrero, Darío Jaramillo, Lucía Melgar, Vicente Quirarte y Raymond L. Williams, quienes consideran en su fallo que su obra es “un jercicio crítico en busca de la expresión más auténtica, más despojada y límpida, lejos de cualquier retórica o de cualquier afán estilístico o estético”.
Lo citan: “No quiero estilo/ sino honradez” (Gestiones: 1993); ”Quiero exactitudes aterradoras” (Intemperie: 1976).
Para juzgar por sí mismos, mil jóvenes (y no tan jóvenes) podrán reunirse y conversar con él en el auditorio Juan Rulfo el 30 de noviembre a las 17:00 horas.; unirse al homenaje de sus amigos el sábado 28 a las 17:30 horas, o asistir a las presentaciones de sus libros a las 13:00 (Selected poems) y 20:00 horas (Obra entera) el domingo 29. El mismo domingo, únicamente 40 personas podrán disfrutar su lectura de viva voz en el salón del poeta, una reunión íntima a la que se pueden inscribir gratuitamente en fil.eventos@gmail.com.
Un coleccionista de paisajes
O rhan Pamuk sorprendió a la Academia Suiza y al mundo entero cuando en 2006 aceptó el Premio Nobel de Literatura, con un discurso que al mismo tiempo era una memoria de su vida literaria (su vida) a través de los sueños frustrados de su padre: “Dos años antes de su muerte, mi padre me dio un pequeño portafolios lleno con sus textos, manuscritos y cuadernos. Asumiendo su usual aire de broma, me dijo que quería que lo leyera cuando ya no estuviera aquí, lo que en realidad significaba después de su muerte”.
Es un sello personal. Por solemne que sea el acto, las palabras de Pamuk parten siempre de su perspectiva más honda para tender lazos con su público con toda intimidad. En Guadalajara, la expectativa es grande. Al mediodía de este domingo 29 de noviembre, Pamuk dictará una conferencia Magistral en el auditorio Juan Rulfo para inaugurar el Salón Literario de la FIL.
Autor de novelas en las que su querida Estambul es un personaje vivo a través de su antigua historia y edificios, de las vidas y sentimientos de las personas que la habitan. En El libro negro, Me llamo Rojo y, por supuesto, Estambul: memorias de una ciudad, se puede apreciar esta característica del ojo de Pamuk, que también es el ojo de un arquitecto, periodista, pintor juvenil, vasto coleccionista de libros, profesor… y, esencialmente, lugareño.
El museo de la inocencia, su más reciente novela, vuelve otra vez a la capital turca y al triángulo amoroso de borrosos límites.
Aunque se publicó el año pasado en Turquía, es toda una novedad editorial en occidente: las traducciones al inglés y el español están disponibles desde hace apenas un par de meses, y la revista The New Yorker publicó de avanzada el primer capítulo en su edición del 7 de septiembre: “La serie de eventos y coincidencias que habrían de cambiar mi vida entera comenzaron el 27 de abril de 1957, cuando sucedió que Sibel ubicó un bolso diseñado por la famosa Jenny Colon en un escaparate mientras caminábamos a lo largo de la Avenida Valikonagi, disfrutando la fresca noche de primavera…”.
Es la historia de un joven rico que ama a una prima lejana sin fortuna, desde los 70 hasta ahora. A lo largo de los años se vuelven amantes y se separan, produciendo en cada encuentro nuevos fragmentos de memoria, que terminan por ser las piezas del museo al que hace referencia el título, y que actualmente se halla realmente en construcción, por iniciativa de Pamuk, en una casa de Estambul.
En mayo, cuando presentaba el libro en España, Pamuk dijo que la novela habla del coleccionismo, el deseo de poseer y sentirse vinculado, por eso el texto tiene cierta cualidad de “catálogo”. Tras diez años de trabajo en este ejercicio de cierto desvelo autobiográfico, El museo de la inocencia se presentará en la FIL el mismo 29 de noviembre y también en el auditorio Juan Rulfo, pero a las 17:00 horas.
Libertad bajo palabra
Siempre con una opinión respecto a casi cualquier tema —en especial los políticos—, Mario Vargas Llosa ha dado a las prensas numerosos artículos a lo largo del año, que alimentan asiduamente la tribuna de opinión del diario El País, de España, su país adoptivo desde 1993, cuando obtuvo la nacionalidad.
Desde la crónica de un viaje a la República de El Congo, el elogio de un empresario suizo, un pequeño homenaje póstumo a Corín Tellado, y un análisis de la libido en Berlusconi, Polanski y Frédéric Mitterrand; hasta otros textos de corte más cultural como un ensayo sobre la pobreza del erotismo en el arte contemporáneo, o un paseo pictórico por la Costa Azul francesa, la atención de Vargas Llosa parecía alejada de la Literatura, eso que tan bien se le da y por lo que es reconocido como el más grande escritor peruano vivo.
Sin embargo, Mario no estaba tan lejos como creíamos. A finales de septiembre se dio a conocer la noticia de que su libro sobre la vida y obra del escritor uruguayo Juan Carlos Onetti, El viaje a la ficción, había ganado de entre 80 postulaciones, el VII Premio de Ensayo Caballero Bonald, dotado con 30 mil euros.
Por eso, el autor de Los cachorros, La ciudad y los perros y Conversación en la catedral, participará este jueves 3 de diciembre a las 19:30 horas, a lado de Juan Cruz (periodista del El País), en el homenaje que la FIL hace a Juan Carlos Onetti por el centenario de su nacimiento, en un invierno húmedo de Montevideo.
A la misma hora y también en el auditorio Juan Rulfo, pero el día 4 de diciembre, Vargas Llosa recibirá él mismo un homenaje. Se trata de la presentación del libro La libertad y la vida, un recuento en edición de lujo de la exposición fotográfica que la Pontificia Universidad Católica del Perú exhibió el pasado septiembre: imágenes inéditas de su niñez, sus amigos, sus manuscritos, su carrera política (en 1990 contendió por la presidencia de Perú), su vida académica, familiar y periodística, así como cartas compartidas con otros autores hispanoamericanos como Julio Cortázar, José Donoso, Carlos Barral, Carlos Fuentes y Pablo Neruda.