Refundación universitaria
Un día lluvioso de hace 95 años
Desde temprano, el 12 de octubre de 1925 caía una pertinaz lluvia sobre la ciudad de Guadalajara, un dato que hoy podría parecer una anécdota sin chiste, pero que en realidad tiene una particular significación para la historia de Jalisco.
Esa mañana de hace 95 años, después de permanecer cerrada durante varios años debido a acontecimientos fundamentales en la historia de nuestro país, un grupo de intelectuales y artistas de la entidad abrían nuevamente la Universidad de Guadalajara, refundando una de las instituciones más preclaras para el conocimiento, la investigación y la educación del Occidente de México.
Esa lluvia caía sobre una Guadalajara distinta a la de hoy, y que lo sería aún más después de ese día. De acuerdo con datos de ese tiempo, Jalisco tenía “una población de 1 millón 191 mil 957 habitantes, cifra que correspondía a 8.32% de la distribución porcentual de la población por entidad federativa, de los cuales 101 mil 208 vivían en Guadalajara, con lo cual la ciudad experimentaba un crecimiento demográfico en sentido inverso a la mayoría de las demás ciudades del país, que ante la Revolución habían disminuido su población”, según se puede verificar en la Enciclopedia histórica y biográfica de la Universidad de Guadalajara.
Lo importante del dato es que esa mañana, a las 11 se iba a reinaugurar la Universidad en el patio central de la antigua Real Universidad de Guadalajara, ubicado donde ahora se encuentra la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz.
Sin embargo, debido al clima lluvioso, las autoridades y los entusiastas refundadores tuvieron que trasladarse hacia el recinto del Teatro Degollado, donde se dio por reiniciada la actividad de la Universidad.
La Refundación y sus personajes
Como bien dice Jesús Iván Mora Muro (investigador del Colegio de Michoacán) en un ensayo sobre las revistas de Jalisco y los grupos de intelectuales que las conformaron: “Los vínculos entre el arte y el poder político en México durante la primera mitad del siglo XX son aspectos que explican, de manera general, el establecimiento del régimen posrevolucionario como una fuerza unificadora entre los intelectuales y el Estado” (2).
Entre esos grupos que conformaron las revistas y a los grupos culturales, están los integrantes del Centro Bohemio, que fue parte sustancial en la refundación de nuestra Universidad al comienzo del siglo XX, que había sido asolado por los acontecimientos de la Revolución de 1910, que influyó en toda la sociedad del país, y por la Guerra Cristera, que abarcó gran parte del norte y centro de la república.
El Centro Bohemio albergó a los más importantes artistas e intelectuales no solamente de Jalisco, sino también a los de orden nacional; ese grupo es parte importante para el desarrollo que hasta la actualidad gozamos los jaliscienses.
En todo caso, el Centro Bohemio y sus integrantes fueron los inquietos artistas y políticos que propiciaron y ejecutaron la refundación de la Universidad de Guadalajara. Y quienes, entre otros logros, también crearon lo que hoy es el Museo Regional de Guadalajara en 1918 y la reapertura de la Universidad de Guadalajara en 1925.
Hay una lista imposible de miembros de nombrar aquí, pero entre los nombres importantes se encuentran: José Guadalupe Zuno, Xavier Guerrero y Carlos Sthal, José Luis Figueroa, Amado de la Cueva, Juan Antonio Córdova, Ixca Farías, Carlos Orozco Romero, Alfredo Romo, David Alfaro Siqueiros, Agustín Basave, José Rolón y quien fue el primero de los rectores de esta nueva época de la Universidad: Enrique Díaz de León.
El cual así abrió su discurso esa mañana de mucha lluvia en el Teatro Degollado; palabras que hoy, a 95 años de esa fecha emblemática, vuelven a resonar como si fueran pronunciadas en este instante.
Toda nuestra inquieta historia política está relacionada con la Universidad de Guadalajara. Su clausura o su reapertura eran señal de que estaba en el poder uno u otro de los bandos contendientes. Dos tendencias se disputan la pauta educativa: la Universidad reteniendo en su claustro de caracol el rumor de las disputas escolásticas y el Instituto del Estado cuya fundación antagónica se debió a los hombres del gobierno liberal, organización más abierta al mundo y al clamor imperativo de la hora (3).
Con y sin lluvia, contra todas las afectaciones de hoy que aquejan a nuestra sociedad, la Universidad de Guadalajara sigue respondiendo con la misma entereza y sensibilidad, pues su labor social está vigente.
En alguna parte de su discurso, Díaz de León dejó estas palabras que quedan grabadas en oro: “El grano que tú siembras son almas”, y son puntal de la ahora Benemérita Universidad de Guadalajara.
La lluvia de aquel 12 de octubre de 1925, suena hasta el día de hoy al igual que las palabras del primer rector, quien fue un intelectual y un pensador.
Bibliografía
(1) Enciclopedia histórica y biográfica de la Universidad de Guadalajara [localizable en la web, y de donde se toman los datos para esta reseña]. http://enciclopedia.udg.mx/capitulos/la-quinta-restauracion-de-la-universidad-de-guadalajara
(2) “Entre la universalidad y la región. La revista Occidente, 1944-1945”, Jesús Iván Mora Muro (investigador del Colegio de Michoacán). http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-44202013000100003
(3) Enciclopedia histórica y biográfica de la Universidad de Guadalajara [localizable en la web, y de donde se toman los datos para esta reseña]. http://enciclopedia.udg.mx/capitulos/la-quinta-restauracion-de-la-universidad-de-guadalajara