El cine, una herramienta de transformación de conciencias

Presentaron el proyecto “Agua”, un corto sobre la explotación y mercantilización del líquido vital que se proyecta antes de cada filme que compite por el Premio de Cine Socioambiental

LAURA SEPULVEDA / FOTO: © FICG / ANDREA RODRÍGUEZ

El cine debe seguir promoviéndose como una herramienta de cambio, ya que son muchos los creadores que cuentan historias y piensan que hace falta cambiar la narrativa para llegar a los públicos más profundamente y que las historias cuenten lo que la gente necesita escuchar para activarse, expresó el actor Diego Luna, productor ejecutivo del cortometraje animado Agua, durante el panel: “Agua, cine y el día después”.

“Hacemos estos cortos porque creemos que la información ha estado ahí mucho tiempo y parece no conmovernos,  parecemos  indiferentes. Normalizamos la violencia, los abusos, la impunidad y la desigualdad y de pronto una historia puede volvernos más sensibles y empáticos ”, señaló.

Explicó que en la asociación civil El día después, además de servir como vínculo entre la ciudadanía, organizaciones y esfuerzos civiles que ya existen y que merecen atención, hacen piezas que salgan a encontrar públicos y que ese público salga con ganas de involucrarse en algo.

“Decidimos trabajar el tema del agua por el trabajo que se está haciendo por parte de organizaciones y se vuelve indispensable sumarse para potenciar el tema y reaccionar antes de que sea demasiado tarde. Si cuentas historias tienes una herramienta poderosa para cambiar tu realidad y transformar la vida de otros”.

Al hablar sobre el corto, que es presentado antes en cada una de las cinco películas concursantes al Premio de Cine Socioambiental, María González, del Instituto Mexicano de Desarrollo Comunitario (IMDEC, AC), explicó que desde su organización tienen muchos años acompañando comunidades campesinas, indígenas, de la ciudad que viven afectaciones por el agua y para llegar a este cortometraje se escuchó la voz de muchas personas, de organizaciones y de quienes defienden la madre tierra, el agua y la naturaleza. 

“Esa gota que vemos en el cortometraje nos significa la vida o la muerte y es algo de lo que tenemos que ser conscientes, este cortometraje es un llamado a la acción, qué podemos hacer todas y todos, pero también una alerta y es importante compartir lo que los gobiernos no nos dicen, lo que las empresas ocultan”, aseveró. 

Dijo que hablar de la mafia del agua es hablar de los gobiernos que permiten que esta agua sea acumulada en pocas manos, de que no hay leyes que redistribuyan equitativamente el agua, y permiten que vengan empresas transnacionales que contaminan, generan enfermedad y muerte, así como grandes empresarios que tienen concebida el agua como mercancía y tienen un interés para producir para sus grandes negocios. 

Gabriela Loaira, productora e integrante de la organización El Día Después, compartió que en este tipo de producciones lo primero es asumir que no se es experto en los temas y que hay organizaciones que llevan años dedicados a esa labor, por lo que lo primero es encontrar a esas personas y asociaciones expertas para que guíen y poner las necesidades de la organización como prioridad.

“El director debe ponerse como herramienta para las organizaciones, el objetivo de estas piezas no es un festival o plataformas de paga, van a redes, el objetivo es que la gente lo vea, que se involucre y siempre van acompañadas de un llamado a la acción”, indicó. 

Jorge Gutiérrez, productor ejecutivo del corto, comentó que no está tan acostumbrado a involucrarse en proyectos tan nobles y fue una experiencia increíble pensar que este corto vivirá más que todos los participantes, crecerá dentro de la mente de las personas de todo el planeta.

“En este cortometraje se tiene que contar una historia complicada, que emocionalmente tenía que ser simple, que es lo más difícil de la animación, ideas profundas que se puedan comunicar rápido”, compartió. 

 

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