Incluirlo o no en sus textos, este es el problema. Algunos escritores opinan que este recurso no empobrece la narración, otros incluso que abona a la economía del lenguaje. Otros más lo respetan, pero prefieren no usarlo, en nombre de la libertad creativa
La lengua sufre transformaciones y evoluciona de acuerdo a las necesidades, ideas e inquietudes de los seres humanos. En este contexto, surge el lenguaje inclusivo como una necesidad social de tomar en cuenta la diversidad de género y sexual. Sin embargo, las nuevas derivaciones de las palabras que tratan de ser incluyentes ocasionan reacciones entre los escritores.
Algunos consideran el lenguaje inclusivo para la creación literaria y le ven posibilidades; otros lo aceptan con matices, tratando de respetar la economía del lenguaje para la creación poética; otros respetan el uso que le den otros escritores y admiten que no lo usarían.
De acuerdo con Patricia Córdova Abundis, investigadora del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), la literatura es un espacio de libertad, en el que el lenguaje inclusivo es posible si tiene un sentido estético o creativo. Se trata de la libertad del escritor.
“Creo que usar el lenguaje inclusivo dentro de la literatura de una manera sistemática es más difícil, ya que cobraría un giro ideológico, y la literatura en su proceso de creación no debe pretender una encomienda ideológica, porque si no se convierte en un panfleto”, dijo y añadió que el lenguaje inclusivo tiene más posibilidades de manera simbólica dentro de la literatura.
Sobre el futuro del lenguaje inclusivo, el narrador Luis Martín Ulloa, quien además es académico del CUCSH, afirma que será un recurso que paulatinamente podría tener más presencia en la literatura en general, aunque haya escritores que opten por no usarlo.
“No creo que este recurso o herramienta empobrezca o enriquezca a la literatura”, dijo y agregó que su uso dependerá de la historia, de lo que se narra en el cuento o la novela o lo que se trasmite en la poesía.
El poeta Jorge Souza sostiene que el lenguaje inclusivo hasta el momento no es usado de manera frecuente en la literatura, y agrega que los escritores, en términos generales, se apegan a la norma.
“Creo que hay un trecho que hay que recorrer para que este lenguaje se asimile a la literatura. Simplemente, en la oralidad no está todavía arraigado”, destaca el también académico del CUCSH.
Expresó que la literatura escrita sería una especie de termómetro para verificar que el lenguaje ya ha dado otro paso, al salir de los recintos feministas, ciertos ámbitos del gobierno y las universidades para ser más usado en la literatura. Hasta el momento no sabemos si va a perdurar o tener un uso frecuente en la literatura.
En todos los géneros literarios se podría usar lenguaje inclusivo, indicó la poeta y ensayista Patricia Velasco y agregó que “la lengua es para comunicarse, y no demerito el lenguaje, lo digo porque hay quienes expresan que es una aberración, pero es cuestión de que salgan a la calle, salir de su burbuja desde donde dictaminan, califican y aprueban sin tener contacto con el otro”.
La escritora comparó el uso actual del lenguaje con el péndulo, ya que se podría llegar a un momento en que la oscilación del mismo sea cada vez menos amplia, hasta que se llegue a un punto en el que no haya ningún problema en decir “todes”, para abarcar a todas y todos.
“Todes incluye a todas y todos, ¿para qué decir todas, todos y “todes”? Una de las premisas de la poesía es la economía del lenguaje. Yo prefiero decir “todes”, ya que en ese momento dejas de excluir y separar, que es lo que nos tiene tan jodidos como sociedad”.
De acuerdo con el escritor Ruben Gil Hernández el lenguaje inclusivo abarca el uso de la e y la x como gramema para expresar neutralidad o sustantivos neutros. Por ejemplo, la palabra docente o estudiante o expresiones como las personas que estudian.
La diversidad sexual, su representatividad y la conciencia sobre esa alteridad en el mundo, ha llevado a Gil Hernández a tener conciencia sobre el lenguaje inclusivo dentro del lenguaje literario, y ha considerado abordarlo en los textos que él escribe. Sin embargo, aclara que en un plano cercano a la literatura hay que tomar en cuenta un uso estético del lenguaje, que pretende provocar un efecto en quien lea ese texto.
“Si este tipo de lenguaje inclusivo no dialoga con la intencionalidad que va a tener un texto, entonces no estaría aportando algo valioso o significativo a la obra. Tendría que dialogar el fondo y la forma del texto”, expresa el escritor, quien toma un taller literario a cargo del poeta Luis Armenta Malpica.
"Una de las premisas de la poesía es la economía del lenguaje. Yo prefiero decir “todes”, ya que en ese momento dejas de excluir y separar, que es lo que nos tiene tan jodidos como sociedad"
En cuanto a lo narrativo, tendría que ver su uso con los elementos del desarrollo de una atmósfera, de un contexto en el que suscite la historia. Si dentro de la narrativa se trata de crear un universo del siglo XIX, sería un poco insostenible que se use un lenguaje inclusivo, y si el escritor decide usarlo, tendría que dialogar con una intencionalidad discursiva de por qué juega con dos universos: un momento histórico en el que no se usaba, y la necesidad social y política que se manifiesta con mayor uso en el siglo XXI.
El escritor sugiere que el lenguaje inclusivo es un recurso más que el escritor puede usar a su conveniencia estética.
Confiesa que su decisión de experimentar con la creación parte de la invitación de Armenta Malpica a participar en un proyecto cercano a la diversidad sexual. Por ello tiene algunos textos que aluden al tema, y el plan es que formen parte de un proyecto comunitario. Los textos tienen tinte poético.
Por su parte, el poeta Luis Armenta Malpica reconoció que él ha utilizado el lenguaje inclusivo en algunos poemas. “Me parece que está en cada escritor determinar si lo utiliza o no”.
El escritor Mario Adolfo Heredia tiene una perspectiva diferente del lenguaje inclusivo. Señala que el español es un idioma vivo que está cambiando y se enriquece con nuevas palabras. Sin embargo, manifestó que no le gusta el lenguaje inclusivo, pero respeta que los escritores quieran en un momento dado escribir textos usándolo, siempre y cuando tengan el propósito de mejorar un texto literario, y no por los movimientos que lo promueven.
“El lenguaje inclusivo es algo más político y social que de estética”, señaló.
Expresó estar en contra de tener que usar el lenguaje inclusivo en la literatura y añadió que la literatura y el arte son libertad, y por lo tanto “no me van a decir nunca que tengo o no tengo que escribir. Lo peor que puede pasar con mis textos es que la gente no los lea, pero yo tengo todo el derecho de escribir como yo quiera y criticar como yo quiera”.
De acuerdo con el poeta Luis Vicente de Aguinaga: “La función de la literatura no es indicarle a la comunidad cómo puede ser empleado el idioma o qué reglas deben ser observadas o no. Queda en el dominio de cada escritor, dramaturgo, poeta o letrista de canciones la decisión de seguir o no determinadas tendencias que a veces se vuelven notorias en una sociedad”.
Sobre el uso del lenguaje inclusivo se describió más en la posición del que debe aprender, y no del que debe enseñar. “Si algo nos enseñan los feminismos es a someter a una crítica seria los privilegios de ciertos sectores de la comunidad, y de cajón yo caigo en uno de esos grupos, que es de los heterosexuales adultos, y estoy rodeado por los privilegios que definen a esa comunidad. Por lo tanto, no sería lo más apropiado que alguien en mi posición dijera lo que se debe y no se debe hacer”.