La ciudad y la rebeldía en la creación literaria de César Villalobos

«La poesía para mí, primero, es una expresión de lo cotidiano. Para mí funciona para hablar de la ciudad y de lo que sucede dentro de ella»

Texto: Adrián Montiel – Foto: Fernanda Velazquez

Multimedia: IMMUD

ENTREVISTA

¿Qué es la poesía?

La poesía para mí, primero, es una expresión de lo cotidiano. Para mí funciona para hablar de la ciudad y de lo que sucede dentro de ella. Tiene características que imbrican a otras artes. Esta forma de expresión necesita contar con mucha música. Decía el escritor portugués Fernando Pessoa, que la poesía es como la música del pensamiento, no necesariamente tiene que ser rimada o tener una musicalidad, sino que necesita tener una musicalidad interior. En ese sentid o, la elaboración de imágenes es muy importante para mí: sacar al lector de su centro y, a fin de cuentas, buscar la manera de sorprenderlo.

¿Cómo llegas a la creación literaria?

Por los talleres y como una necesidad de expresión. Primero, sentir, tratar de expresar todo lo que siento, pero bajo la fórmula “me siento mal” y desarrollar las ideas. No, para mí la expresión debía entrañar un sentido estético. Como dice Rubén Bonifaz Nuño: “Decir, de otra manera, lo mismo”: expresar lo mismo que todo el mundo sentimos y por lo que la mayoría ha pasado. Es tratar de darle un giro, y que no sea evidente. Por esto empecé a escribir sobre el amor, el desamor y situaciones cotidianas que nos suceden, escritura que emprendí con las herramientas que desarrollaba en ese momento.

Tu paso por la Preparatoria resulta importante en lo que hiciste después. ¿Cómo te influyó?

Fue una explosión a la diversidad; se daban muchas expresiones relacionadas a lo alternativo porque estábamos inconformes con lo que ocurría en nuestras sociedades y, en la Prepa, encontramos esta rebeldía encauzada hacia lo artístico. Como dice Patty Smith: el Rock and Roll es rebeldía. Ya no sé qué tanto eso está vigente, aunque para mí eso representaba una certeza y una situación normalizada. No me importaba demasiado entonces, aunque sí tenía conciencia de ello, ya no me importa. Pensaba mucho en eso. E intento, desde la poesía, trabajar quizá esa voluntad iconoclasta.

¿Qué experiencia le compartirías a las nuevas generaciones

Ellos lo están haciendo muy bien, ellos están haciendo su propio camino y lo único que les diría es que sean iconoclastas, que rompan con lo que tengan que romper y mantengan lo que tengan que mantener también.

¿Cómo promover la lectura permanentemente?

Pienso, primero que nada, que la gente debe tener cubiertas sus necesidades básicas. Aliviando eso, creo que la gente se puede interesar en otras cosas. Algunas personas contamos con ciertos privilegios y se nos da la búsqueda, pero, para otras, no es posible. Tiene que ver con una situación social. Y que exista, evidentemente, desde todos los niveles de gobierno, la infraestructura y acceso con la creación de bibliotecas.

PERFIL

Victor César Villalobos es egresado de la Licenciatura en Letras Hispánicas de la Universidad de Guadalajara, poeta de ciuda,d vive por y para las letras desde hace más de dos décadas: se gana la vida como bibliotecario, editor literario y web, traductor y reportero. Y entiende la vida con la poesía, la crónica, la música y la fotografía.

Es autor de Calles, espejos y cantos (Libros invisibles, 2014), publicación que condensa su vocación por la poesía, su pasión por caminar la ciudad y la música, intereses que también se reflejan en sus crónicas.

Se trata de una colección de poemas que escribió en 2004 y que se publicó en 2014. Es un libro que ha mutado: hoy es un texto que difiere de la percepción de hace 18 años con la mirada puesta en las sombras, las ramas, la embriaguez, los encuentros fortuitos.

“No es gratuito que se llame así porque esta ciudad la he caminado mucho, más por la noche. Para mí, la ciudad es una invitación a la transgresión en términos artísticos porque para mí era muy enriquecedor observar, caminar, ver, sentir los lugares desde la perspectiva nocturna”.

El creador consideró que su trayectoria literaria fue más fácil que la generación anterior, pues había canales abiertos y fluía el intercambio de expresiones literarias, “pero quienes nos antecedieron tuvieron que arrancar a dentelladas su espacio en la historia de la literatura de Guadalajara”.

Sin embargo, la generación de Víctor César Villalobos transcurrió en la década convulsa. En  los años 90, aunque no existían las plataformas de redes sociales, teléfonos celulares ni la inmediatez de las noticias, hechos como la caída del Muro de Berlín, la disolución de la Unión Soviética o la Guerra del Golfo Pérsico afectaron al mundo de manera generalizada.

México no fue la excepción: a los cambios globales: su entrada a la economía internacional, el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el homicidio de Luis Donaldo Colosio, la devaluación del peso, las explosiones del 22 de abril de 1992, masacres y persecuciones políticas.

Bajo ese contexto, Víctor César Villalobos ingresó a la Preparatoria 7 de la UdeG, una etapa donde orientó su vida hacia el arte y la música como melómano principalmente con el impulso de la inconformidad de los tiempos que le tocó vivir.

En la Preparatoria fue donde encontró compañeros y vocaciones en el arte, la gráfica o la escritura. En esa época emprendió la búsqueda estética ligada a la rebeldía.

El creador abreva, esencialmente, de poetas y bandas musicales.

“Descubrí a Fernando Pessoa y Pablo Neruda. Aunque Neruda fue una persona horrible, también fue un gran poeta. De los contemporáneos me gusta Gustavo Hernández ‘El Pato’, Raúl Bañuelos quien es un personaje importante para toda la comunidad que empezamos a escribir poesía en los 90”.

“Conocí al primer Neri Tello quien fue una luz que me ayudó mucho a situar mi escritura. Xitlálitl ‘Sisi’ Rodríguez, Carlos Vicente Castro, Luis Eduardo García, Ángel Ortuño a quien le hice una serie fotográfica. Leí a Pedro Valderrama, como crítico literario. A Catulo, de los clásicos latinos, y Dante. Además, Césare Pavese y Juan Ramón Jiménez”.

La música es otra de las fuentes de inspiración. Para el poeta, Thom Yorke, de Radiohead, es una banda muy importante por sus búsquedas musicales y el cinismo de sus letras. Escucha reiteradamente a Pearl Jam “que me salvó la vida”, y Sigur Rós, además de

Mogwai, Beatles, Led Zeppelin, Pink Floyd y grupos de son jarocho de los que aprende de la versada que considera de una riqueza lírica.

En el programa de Guadalajara Capital del Libro, Víctor César Villalobos participó con fragmentos de sus poemas plasmados en las bardas en la ciudad.

Como escritor lleva 25 años enfocado en la poesía con la publicación de “Calles, espejos y cantos” (Libros invisibles, 2014), un fanzine autoproducido produjo y participó en la antología Poesía viva de Jalisco 2004 con Raúl Bañuelos, Dante Medina y Jorge Souza.

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