Correspondencia, fotografías, documentos y expedientes médicos de entre 1898 y 1953, además de una imagen-intervención realizada en 2016, integran esta exposición.
Una Frida canosa y demacrada que muestra la prótesis de su pierna; otra imagen de Kahlo al pintar con un atril adaptado a su cama de hospital, rodeada de libros; una más de la pintora despeinada que llama desde una habitación donde, sentada en su silla de ruedas, posa junto a dos amigos indígenas que habían ido a visitarla, son algunas postales icónicas que podrán ser vistas en Kahlo sin fronteras.
El accidente que dejó a Frida postrada en cama en 1926 hizo que la pintora se refugiara en los lienzos, los pinceles y el óleo como una forma de sobrellevar su incapacidad temporal y comenzó a pintar retratos y autorretratos, una afición que se fortaleció tras su matrimonio con el muralista Diego Rivera en 1929.