Investigadores pusieron en marcha asambleas sobre seguridad alimentaria a las que invitaron a participar productores, funcionarios, directivos de la universidad y gente de la sociedad
Ante el hallazgo de un estudio de la Universidad de Guadalajara sobre la presencia de neonicotinoides (plaguicidas) en verduras, frutas, legumbres y tubérculos que se comercializan en tianguis, mercados y huertas de las localidades de Ciudad Guzmán y San Andrés Ixtlán, investigadores del Centro Universitario del Sur (CUSur), han llevado a cabo una serie de asambleas con la finalidad de generar soluciones a este problema.
Alejandro Macías, investigador del CUSur, que desde hace varios año trabaja en el proyecto de transición agroecológica, dijo que el estudio realizado por el Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), destaca que algunos de esos agroquímicos son muy agresivos, por lo que pusieron en marcha las asambleas de seguridad alimentaria en las que invitaron a participar a productores, campesinos, gente de zonas rurales, funcionarios de los diferentes niveles de gobierno, directivos de la universidad y gente de la sociedad para que pudieran evaluar cuál es la situación y la manera en cómo cada quien desde sus propias áreas estaba enfrentando esta situación.
“La primera sesión la tuvimos el 27 de abril, se trató de establecer un diagnóstico para definir qué podríamos hacer en conjunto como sociedad para darle solución a este problema. Salieron algunas ideas importantes que fueron tratados en la segunda reunión el pasado 11 de mayo y ahí se hicieron algunas propuestas de cómo avanzar hacia un cambio, con la presencia de estudiantes de carreras relacionadas con agricultura y surgieron algunas ideas de fomentar cambios en las decisiones de los productores”.
A partir de eso será el próximo 1 de junio cuando tenga lugar una nueva asamblea donde se redactará, entre todos los participantes, un desplegado que permita no solamente hacer una crítica o lanzar una queja por la situación, sino también hacer propuestas concretas que vayan dirigidas al gobierno municipal, estatal, federal, a las universidades y a los sectores que pueden tener algún poder de decisión para remediar el problema.
“Iremos delineando un plan de trabajo para realizar actividades más concretas. Lo hemos dicho desde siempre, no se trata de enfrentarnos con los aguacateros o productores de berries, porque entendemos que es su fuente de sustento y que no se puede cambiar de la noche a la mañana, más bien es acompañarlos”.
El académico explicó que en el caso de los productores agroindustriales la propuesta es que vayan involucrando procesos ecológicos dentro de su misma producción masiva.
“Ya estamos trabajando con algún productor de aguacates, estamos utilizando los carriles donde están los árboles para poder hacer el sistema milpa o sembrar hortalizas o árboles frutales, es diversificar la huerta y transitar de la producción con agroquímicos o agrotóxicos a una producción orgánica”.
Dijo que otras de las propuestas es pedirle a los gobiernos municipales de la región espacios para tianguis de productos agroecológicos, ya que a veces la gente del campo produce de manera sustentable los alimentos, pero no tienen la forma de vincularse con el consumidor y el comprador tampoco los conoce y se va a los supermercados masificados, por lo que es importante que se abran espacios para que haya una relación más cercana entre productor y consumidor.
“Otro aspecto es fomentar mecanismos de certificación de estos productos sustentables, que sean comunitarios y no depender de grandes certificadoras que cobran miles de dólares, que a partir de experiencias que se han tenido en otras partes de México y América Latina procedamos a estos procesos de certificación comunitarios donde la gente sea la que avale un producto”.
Cuentan además con propuestas de los estudiantes y profesores para hacer cambios en las propias huertas para empezar a utilizar productos biológicos y trabajar en el rescate del agua, empezar a realizar procesos de captación de agua de lluvia y fomentar una mayor relación entre el habitante rural y el urbano para que la gente de la ciudad también pueda hacer el proceso de transición agroecológica en sus casas con la asesoría y el apoyo de la gente del campo.
“Es un proceso que lleva tiempo, pero en lo que son productores de mediana escala, particularmente campesinos, hay una mayor disponibilidad a ensayar estas nuevas formas. Lo que les hemos dicho es que si tienen una parcela de 5 hectáreas mantengan cuatro con su producción convencional y una sea agroecológica, ya que ésta no tiene resultados inmediatos y así no se afectarían sus ingresos, para ir poco a poco incorporando estas técnicas conforme se vayan viendo los resultados”.
En cuanto a los grandes productores, dijo que es más complicado porque las dos principales agroindustrias que existen en el sur de Jalisco: los aguacates y berries, generan muchas ganancias, por lo que es difícil que quieran voltear a ver otras opciones, pero ya son dos productores de aguacates que han aceptado participar en estos procesos de transición a manera de ensayo.
La idea es que la asamblea se reúna de manera mensual para ir evaluando el avance de cada una de las iniciativas y que éstas no se queden solamente en Ciudad Guzmán, sino que se vayan a los demás municipios de la región y que entre todos puedan hacer una red más fuerte, más sólida, que les permita tener mayor poder de negociación con las autoridades.