¿Cómo describe esta obra de Juan Villoro? Para mí es una obra sobre los afectos, es decir, una obra donde vamos a experimentar y a comprobar cómo es cada una de las relaciones que tenemos en nuestra vida, con nosotros mismos, con nuestra pareja, con nuestra familia, con nuestros amigos. Poco a poco vamos a descubrir que, muchas veces, hay corazas que impiden mostrar estos afectos, pero no por ello quiere decir que no podemos experimentar ese tipo de de situaciones. En toda esta estructura, como un gran dramaturgo que es Villoro, tiene entonces esa posibilidad de usar la sitcom.

¿Qué destaca de la dramaturgia de Villoro? En la obra vamos descubriendo muchísimas cosas: como en todas las grandes obras de teatro tenemos este punto de vista, se desdobla y se vuelve a desdoblar, y otra vez, entonces creo que es sumamente dinámica. 

Como director ¿qué retos y qué satisfacciones le plantearon esta obra? Tienes la posibilidad de humanizar muchísimo más a los personajes. Arranca sobre una supuesta plataforma misógina e incluso del uso del lenguaje, es una trampa. Y deliberadamente yo estoy usando una iluminación que hace un efecto como si estuviéramos viendo una obra dentro de la obra, ese es el encanto porque ellos, los personajes están practicando, lo digo aunque estemos haciendo un poquito spoiler.

¿El uso de lenguaje representó un reto para usted o para el público? Yo creo que, comparado con la dramaturgia actual, es bastante suave el uso del lenguaje, pero atrás de eso hay una apariencia y la gente que sabe de teatro, ve que hay una estructura impresionante en sus obras. Entonces creo que en el caso de Villoro todavía tiene un punto mucho más comedido en cuanto al lenguaje.

¿La obra representó algún desafío específico para el elenco? Parece irónico, pero necesito que los actores se escuchen y escuchen a sus compañeros, lo cual debería ser la obligación de cada actor o actriz en el mundo, pero es muy difícil que tengan ese foco. Si yo estoy hablando, me escuchan y si yo me estoy escuchando voy a responder tal cual en ese tono, como jugando ping pong: la pelota viene aquí, y aquí contesto. Pero sucede muchísimo en teatro que la pelota viene aquí y entonces contestan acá. Y entonces ¿qué está pasando? El público, aunque no tenga muchas veces el conocimiento de lo que está sucediendo técnicamente, sí siente que algo no está conectando con ellos.

¿Cómo recibieron el caluroso reconocimiento de la audiencia? Nos dio mucho gusto recibirlo, por supuesto, ya que era la primera vez que trabajamos con este proyecto de Escenia que lleva la Coordinación de Artes Escénicas. Ya había hablado con Daniela Yoffe sobre el proyecto, que le gustó y le agradezco que hubiera tenido el ojo para detectar que se trataba de un proyecto sumamente profesional.