Las empresas familiares tienen que enfrentar el reto de formar líderes, y deben comprometerse a impulsar no sólo el desarrollo económico de éstas, sino convertirse en agentes de cambio en la sociedad; así lo consideró la empresaria Altagracia Gómez Sierra en la conferencia “El valor de las empresas familiares”, que impartió esta mañana en el marco de la Cátedra Adolf B. Horn Jr., en el Paraninfo Enrique Díaz de León.
Gómez Sierra, Presidenta del Grupo Empresarial PEO, resaltó que este tipo de compañías generan alrededor de 80 por ciento de los nuevos empleos. Sin embargo, en la actualidad hay empresarias y empresarios que consideran obsoleto a este modelo de empresa familiar, pero recalcó que en México y Jalisco representan una de las principales fuentes de empleo y, al mismo tiempo, un campo ideal para formar a futuros líderes.
“Hay una crisis de liderazgo en el ámbito económico, pero también en lo político, social, incluso sindicales y académicos en algunos casos. La primera lección que tomo de don Adolfo Horn es, sin duda, que el reto y la obligación más grande como empresarios, políticos o líderes es la creación o formación de nuevos líderes”, declaró Gómez Sierra.
La empresaria cuestionó el crecimiento de las empresas familiares al mencionar que muchas no sobreviven a una tercera generación, y consideró que este escenario llega a ocurrir cuando los líderes de las empresas no capacitan a más personal como los nuevos líderes para preservar el legado de las compañías o negocios familiares.
“En ese sentido, si llevamos esta lección a la sociedad es indispensable que preparemos a los niños de hoy para ser los líderes de mañana, y que les estemos enseñando a aprender con propósito, porque es muy difícil llegar a donde no se sabe llegar; a pensar crítica y creativamente y a trabajar en equipo”, sostuvo.
Otro punto pendiente es que las y los empresarios deben de aprender a ser disruptivos “sin ser destructivos”, por lo que exhortó a tomar en cuenta las ideas de los precursores para enriquecerlas y adaptarlas a las necesidades actuales.
Habló acerca de Adolf Horn y de cómo este empresario cubría la función de representar a sus empresas familiares, pero también sabía motivar a sus equipos de trabajo.
“Cumplía con la función de representación y gestión. La función de representación que todo líder en cualquier empresa familiar o en cualquier ámbito de la sociedad debe tener, se relaciona con la inspiración que genera ese líder, con los valores en los que se inspira, con el propósito”, dijo.
«El propósito es la primera cosa que legitima el poder, y por mucho tiempo hemos estado preparando a los líderes en diferentes empresas a vencer las probabilidades, pero no a cambiarlas”, concluyó.