Hacer una playlist grabando las canciones de la radio en un casete, beber jugos en triangulitos Boing, rentar películas en el Videocentro, utilizar palabras como “chafa” o “sangrón”; así como ver rótulos del programa social “Solidaridad” de Carlos Salinas de Gortari en las paredes era parte de la realidad que se vivía en México en los inicios de la década de 1990.
Esa nostalgia de una cotidianidad que se reconoce a la distancia arropa la trama de la serie Nadie nos va a extrañar, codirigida por el cineasta tapatío Samuel Kishi Leopo.
El egresado de la licenciatura en Artes Audiovisuales del Departamento de Imagen y Sonido (DIS), del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD) de la UdeG, compartió que esta producción, que recientemente se estrenó en la plataforma de Prime Video, cuenta las historias de cinco jóvenes que se ganan la vida haciendo las tareas de sus compañeros en su preparatoria.
“Es una serie nostálgica, noventera; es un coming of age que habla de la adolescencia, de estos momentos tan cruciales, de la incertidumbre del crecer, de la búsqueda de la identidad, que son temas que me han interesado a lo largo de mi carrera”, dijo.
“No es la típica comedia mexicana. Los guiones transitan entre la comedia y el drama, lo que hace que los personajes sean icónicos, profundos. Es una metáfora de México y su adolescencia, debido a todos los cambios que hubo en ese año tan mítico de 1994”, explicó Samuel Kishi.
El guión fue escrito por Adriana Pelusi (Control Z, Rosario Tijeras) y Gibrán Portela (La región salvaje, Güeros) y desde que lo conoció quiso formar parte del proyecto. De igual forma, Catalina Aguilar Mastretta también fue codirectora.
La serie cuenta la llegada de Memo (Axel Madrazo) a estudiar a una preparatoria privada en la Ciudad de México, donde conoce a un grupo de traficantes de tareas, conformado por Tenoch (Virgilio Delgado), Diego (Nicolás Haza), Daniela (Macarena Oz) y Marifer (Camila Calónico), quienes se convierten en sus amigos que resisten el acoso estudiantil. También se cuenta con la participación de primeros actores y actrices como Anabel Ferreira, Ernesto Laguardia y Gaby Rivero, iconos de la televisión mexicana de los 90.
Bajo el contexto cultural del México de 1994 se desarrollan situaciones que tienen que ver con el duelo de perder a seres queridos, el despertar y la diversidad sexual, el bullying, la diferencia de clases sociales y el suicidio.
“Una de las cosas que nos preocupaba mucho era el no engolosinar con los años 90, más bien que todo tuviera que ver con los personajes y por dónde transitan. Al final resulta muy orgánico. Para mí fue construir esos universos por donde transitan e interactuaron con esas cosas, con trazos muy minuciosos para que no se sintiera forzado”, explicó el cineasta.
Una de las peculiaridades de la serie, mencionó Samuel Kishi, es que la paleta de colores se basa en colores primarios en la gama del RGB: rojo, verde y azul, además de que hubo una investigación casi antropológica para entender cómo se vivía y pensaba colectivamente en esos años.
“Respetamos mucho esa gama para que no brillaran más que los personajes, cuidamos la universalidad de la historia para que todo lo noventero fuera sólo un acompañamiento muy orgánico”, dijo.
Nadie nos va a extrañar también rinde homenaje, a lo largo de sus ocho episodios, a situaciones, películas y programas de tv de los que todos hablaban en ese entonces, como El amanecer de los muertos, En familia con Chabelo, Beverly Hills 9210 y las telenovelas María Mercedes y Carrusel.
“Me tocó dirigir los capítulos 3, 4, 5, 6, 7 y 8, y una de mis grandes preocupaciones era cómo inicia cada uno de los episodios, en ellos hay muchos homenajitos, ese tipo de cosas las disfruté mucho, hay rompimientos de cuarta pared”.
“Lo hicimos porque es nuestra memoria, era importante encontrar y dar esos guiños para las generaciones que crecimos en los 90 y que se sentían identificadas; pero también para crear puentes con las nuevas generaciones y gestar una conversación, pues nos preocupamos porque la serie fuera muy actual también”, añadió.
A lo largo de la serie están presentes imágenes de archivo de 1994 y los personajes interactúan con canciones de Caifanes, Héroes del Silencio, Duncan Dhu, Fobia, Flans, Hombres G, Magneto, Thalía, Violent Femmes, Paulina Rubio, Cuca y más.
El score de la serie, que tiene reminiscencias al género rock new wave, fue compuesto por Álvaro Arce y Kenji Kishi, este último egresado de Comunicación Pública del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) y de Música del CUAAD. A la par, el tema principal de la serie “A donde va el viento”, lo interpreta Julieta Venegas.
“¿Por qué es importante ver Nadie nos va a extrañar? Porque es una serie de nostalgia que nos habla a todas las generaciones; que habla de las cosas que nos preocupan y nos preocuparon, como el crecer, nuestra educación sentimental, la salud mental. Porque está llena de música poderosa que disfrutamos, está llena de ternura, con mucha honestidad y porque es una serie que te reta y te respeta muchísimo como espectador; no es una serie palomera, pues te quiere hacer sentir, hacer reír y con la que también puedes llorar”.
Samuel Kishi también dirigió cinco capítulos de la tercera temporada de Soy tu fan, y es ganador del Premio Ariel por el cortometraje animado El año del radio (2022) y el largometraje Somos Mari Pepa (2011).
Entre sus próximos proyectos está el rodaje en 2025 de la película de ficción Inmóvil, que se desarrollará en el Centro de Guadalajara y el barrio de Mezquitán; así como codirigir la adaptación al cine del libro El invencible verano de Liliana, de Cristina Rivera Garza.