En México la enfermedad vascular cerebral (EVC) es la cuarta causa de muerte en mayores de 45 años; durante 2022 se registraron 36 mil 152 decesos, por lo que se estima que anualmente se presentan 118 nuevos casos por cada 100 mil habitantes, lo que se traduce en un aproximado de 170 mil nuevos pacientes por año.
Cada 29 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Enfermedad Vascular Cerebral, por ello el Hospital Civil de Guadalajara (HCG) busca reforzar la atención médica y difundir información que permitan favorecer el reconocimiento y manejo oportuno del infarto y la hemorragia cerebral.
La enfermedad cerebrovascular se define como una alteración neurológica que se caracteriza por una aparición aguda, con síntomas de 24 horas de duración o más y que puede causar secuelas incapacitantes o muerte; así mismo, se puede dividir en infarto cerebro vascular o hemorragias.
“Esta es una enfermedad heterogénea que se divide en infartos cerebrales y hemorragias intracraneales, condición que frecuentemente afecta a más de 15 millones de personas al año en el mundo, de las cuales un tercio mueren, otro tercio tiene secuelas muy importantes incapacitantes y la última parte queda con secuelas leves”, declaró el Jefe del Servicio de Neurología del HCG Fray Antonio Alcalde, doctor José Luis Ruiz Sandoval.
Se estima que en Jalisco, durante 2024, tengamos un total de 8 a 10 mil casos nuevos”, añadió, los cuales ya no sólo se presentan en personas mayores de 45 años, sino que la prevalencia ha comenzado a ser desde edades tempranas debido a los múltiples factores de riesgo que existen.
“Tenemos factores prevenibles, algunos controlables y otros no modificables, como el sexo y la genética; entre aquellos que podemos controlar se encuentran el consumo de alcohol, el tabaquismo, la alimentación y el consumo de drogas; entre los prevenibles se encuentran el control de enfermedades como la hipertensión y la diabetes”, informó Ruiz Sandoval.
Entre los síntomas que se pueden presentar y mediante los cuales se puede detectar que alguien tiene un accidente cerebrovascular son: entumecimiento, debilidad o parálisis del rostro, brazo o pierna; ocurrencia súbita de visión borrosa o reducción de la visión en uno o ambos ojos; aparición brusca de mareos; incapacidad para comunicarse o dificultad para hablar; y aparición súbita de dolor de cabeza con gran intensidad y por causas desconocidas.
El doctor Enrique Gómez Figueroa, adscrito al Servicio de Neurología del HCG Fray Antonio Alcalde, dijo que las personas que no fallecen por enfermedad cerebrovascular quedan con secuelas diversas, las cuales pueden tardar hasta 20 años en repararse e incrementan las posibilidades de muerte por otros factores.
“La Organización Mundial de la Salud refleja en un estudio que las enfermedades neurológicas y, particularmente, la enfermedad cerebrovascular son la primera causa de discapacidad”, explicó Gómez Figueroa.
La rehabilitación o atención a las secuelas depende del déficit que tiene el paciente, puesto que pueden ser parálisis faciales, brazo colgado, problemas del lenguaje o movilidad de todo el cuerpo, dijo.
“La rehabilitación tiene una ventana muy establecida en que el cerebro tiene cierta capacidad de regeneración y adaptación; lo más importante es que el proceso sea temprano, es decir, dentro de los primeros seis meses posteriores al infarto; además, es importante decir que no solamente hay que dar tratamiento médico a los pacientes, pues al dejarlos sin la recuperación física o neuromotora estamos sumando factores que pueden llevar al fallecimiento de la persona”, subrayó Gómez Figueroa.
Ruiz Sandoval concluyó invitando a la población, sobre todo a quienes padecen enfermedades cardiacas, diabetes o hipertensión, así como a quienes fuman o beben de manera constante, a acudir a chequeos constantes para prevenir alguna enfermedad cerebrovascular.
“En los hospitales civiles tenemos un medicamento que desbarata los coágulos cuando existen casos de infarto cerebral, esto en una ventana de cuatro horas, es decir, se debe actuar de forma casi inmediata; además, contamos con otros tipos de terapia o intervención, así como un gran grupo de terapeutas físicos y neuropsiquiatras que nos ayudan con la rehabilitación que se puede requerir tras esta enfermedad”, dijo.