El infinito en un junco es un ensayo publicado por la filóloga, escritora y periodista Irene Vallejo en 2019. Una travesía por encontrar sentido a 500 páginas y compartirlo con un público más amplio la llevó a entablar amistad con el ilustrador y creador de cómics Tyto Alba.
“Escribí el ensayo pensando que sería mi último libro. Pasaron tantas cosas que prácticamente sentí que realizaba mi despedida, trabajaba un duelo y agradecí por todo lo que me habían traído los libros; además, el libro terminó convirtiéndose en algo distinto, reflejando a quienes cuidan a las personas porque también es una forma de cuidar las palabras”, declaró de entrada Vallejo.
Tras el éxito que obtuvo El infinito en un junco decidió que sería interesante compartirlo desde otra perspectiva, con otro diseño y jugando con la posibilidad de romper la cuarta pared con los personajes, volviéndolos rebeldes frente al narrador.
“Quería llevar el texto a otros públicos, por lo que convencí a Tyto de que hiciéramos este cómic que cuenta, desde otro ángulo, las diferentes historias de El infinito en un junco.
El autor de los cómics Dos espíritus, La casa azul, La vida y Balthus y el conde de Rola, dijo que “no conocía el libro, ni a Irene, pero ahora el marco es amplio y me ha ayudado a crear y compartir desde las historias que no había previsto”.
Para lograr el cómic, Alba recreó a los personajes más representativos de todo el ensayo, dio vida a historias familiares de Vallejo y mostró al público las maneras en que ella aprendió de la literatura y ve el mundo.
Además, la autora realizó un guion para colocar los diálogos, llevar la historia a un lugar distinto y provocar que los personajes tuvieran una visión propia de sus historias; lo que se tradujo en un libro que pueden disfrutar niños y adultos por igual.
“Algo que quisimos retratar es el capítulo del acoso escolar; esa historia fue clave para convertirme en escritora, para reencontrarme con el sentimiento de impotencia en el silencio y encontrar discursos que provocan y muestran estas acciones; la historia de las mujeres y las formas en que las palabras y la colectividad nos ayudan a salir de la violencia”, dijo Vallejo.
Su visión, al conjuntar las palabras con lo escrito, recae en diversificar el discurso, dar voz a los tejidos sociales, culturales y femeninos que están implicados en la enseñanza del lenguaje.
“La lengua es femenina. Aprendemos a comunicarnos por nuestra madre, por las tradiciones que nos comparte y la manera en que nos enseña a hablar; por eso es tan relevante mostrar las historias de las mujeres y las violencias existentes, reformular el lenguaje y hacer que las perspectivas cambien”, resaltó Vallejo.
La segunda edición del cómic, concluyó Tyto Alba, cuenta con diez páginas extra en las que se retratan capítulos pedidos por el público o se complementan con reacciones entre los personajes que alimentan la historia.
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