Feliz porque el diario La vanguardia, de Barcelona, le dedica el artículo “Literatura en un periquete”, Arturo Suárez nos recibe en su cubículo repleto de libros y publicaciones, ambientado con la música de Isaac Albéniz, el más importante de los compositores catalanes.
–¿Por qué hay canuteros dedicados a todas las naciones?
–Para saludar al país, región o autonomía invitada. Los canuteros hacen suya la literatura de cualquier lugar. El canutero siempre será inspirado en la literatura de otras latitudes, sin embargo, aparece como una creación nueva.
–Este canutero de Cataluña ha tenido un entusiasta recibimiento, ¿a qué lo atribuye?
–Al nivel cultural de los invitados, quienes, estoy seguro, leyeron el índice de referencias que viene al final de la edición.
–Y el club de periqueteros, ¿cuál es su futuro?
–Estamos gestando una antología con los 30 miembros del Club de periqueteros solitarios de occidente, Asociación Banal, proyecto bastante acariciado, en el que hemos puesto mucho cuidado.
–Entonces, ¿los canuteros son como periquetes, pero aplicados a la literatura?
–Así es. Por ejemplo, en Barcelona titularon palacio de la lonja al centro de comercio, y yo hago una frase: El palacio de la lonja y otras obesidades, porque nosotros llamamos lonja a la grasita que almacenamos en la cintura. Otro: Es bueno el ensanche, pero no tanto. Son referencias a la vida de un país visto desde nuestra cultura. Por eso pido a los barceloneses que conozcan los dichos populares de México.
Varios más: Vino pasa por mi casa, Cataluña de mi corazón. Perdona mi franquismo, que tal vez juzgues hipócrita. O aquella frase con remembranzas del querido poeta Jaime Sabines: Los amorosos andan como Goytisolos. Mi editorial no es de este planeta.
Otros son de obras literarias, como Tortosa del Santuario, La piel fría, chinita de gallina. De consolación y otros premios.
Los minilibros en que editan los canuteros pertenecen a la colección Minimalia, que “busca recuperar, gracias a las nuevas tecnologías de composición y producción digital, espacios de divulgación perdidos por la reducción de mercados”.
“Deseamos que las ediciones tengan reimpresiones, porque sobra bolsillo para guardar los canuteros. Además, siempre necesitamos una sonrisa”.