El consumo de productos provenientes de animales clonados es una realidad a corto plazo. De acuerdo con el jefe del Laboratorio de embriología experimental, de la Universidad de Guadalajara, Juan Jesús Roa Vidal, comer alimentos de tales organismos no tiene ningún riesgo, pues el proceso de clonación no es adverso.
Esto ante la posibilidad de que el gobierno de Estados Unidos autorice, en un futuro próximo, alimentos como leche, carne y huevo procedentes de animales clonados, como planteó el diario The Washigton Post, en una nota publicada el 6 de octubre de 2005.
Sin embargo, el investigador del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) explicó que previo a que tales productos pudieran ingresar a nuestro país, deben ser etiquetados para informar al consumidor su origen y manipulación, además de estar sometidos a una estricta vigilancia.
Roa Vidal mencionó que un organismo clonado no es idéntico a uno concebido de manera natural, ya que el DNA mitocondrial del óvulo hereda de uno a cinco por ciento de los códigos genéticos totales.
Si la reprogramación resulta adecuada, no deberá existir alteración genética trascendente, de manera que generará un animal sano. De lo contrario, no podrá desarrollarse a término o nacerá con un problema, por lo que sería descartado de forma inmediata.
Cuando nació el primer animal clonado, que fue la oveja Dolly, eran necesarios más de 400 intentos para crear un organismo clonado; en la actualidad requieren entre 80 y 100. “Estamos avanzando rápido en la producción de animales clonados con mayor eficiencia y confiabilidad”.
Recordó cómo en los primeros intentos estos presentaban problemas inmunológicos, circulatorios y cardiovasculares, algo que quedó atrás. “Los organismos que llegan a término son saludables, aunque falta mucho por recorrer”.
Según cálculos, en el mundo existen más de mil organismos clonados, aspecto importante desde el punto de vista económico, social y de las industrias alimenticias. De ahí el enorme impulso a estas tecnologías.
El vecino país del norte es uno de los que produce más clones (sobre todo de bovinos y cerdos). En esta nación, dos empresas se reparten el 80 por ciento de su creación.
De acuerdo con el diario estadunidense, la Agencia para Alimentos y Medicamentos (FDA) ya ha hecho estudios por varios años en este rubro, y no ha encontrado diferencias en los animales, las cuales pudieran poner en riesgo la salud de la población humana.
“Todo este panorama presenta, de inicio, una oportunidad para tener leche y carne de mejor calidad, a menor costo”. Al integrar esta tecnología a nuestros sistemas de producción, en un principio tendría un precio similar, pero luego bajaría. “Eso quiere decir que habría una genética más accesible a los sistemas de producción en el mundo, lo que traería un beneficio económico y mayor calidad nutricional de los productos, dijo el académico de la UdeG.
En palabras de Roa Vidal, cuando se involucró hace dos años en los trabajos con el Instituto de investigación en biotecnología (INRA), en Francia, “me hicieron mención de los artículos publicados por esta dependencia, mismos en que no encontraron diferencia significativa en los parámetros fisiológicos y clínicos entre organismos clonados y naturales”.
De igual manera, la calidad del tejido muscular (el que es ingerido por el humano) no tenía variantes en sabor, textura y componentes naturales (proteínas o aminoácidos).
Además, todos los animales clónicos deben pasar por múltiples exámenes moleculares que determinarán si su genética es estable y si tienen los beneficios de alta producción.
Ya hemos consumido carne modificada
El experto universitario del CUCBA, Juan Jesús Roa Vidal, afirmó que “nos hemos alimentado, incluso en Jalisco, con carne que procede de un animal modificado, por ejemplo, la raza Belgian blue, que la podemos ver en la exposición ganadera”.
“Es un organismo alterado con el gen de myostatin, encargado de regular la expresión en la producción de tejidos. O sea, ya vemos esas masas musculares tan fuertes que tienen e imponen al sistema de producción de carne”.
“Hay animales manipulados desde el punto de vista genético, cuyas partes ya son consumidas en México. No debemos tener miedo a esa nueva tecnología, porque ya hemos convivido con esta desde hace 10 años”.
Consideró que en algunos años será posible el ingreso a nuestro país de alimentos provenientes de organismos clonados. No veremos diferencia entre un filete procedente de un animal con esta tecnología y otro de procesos naturales.
Antes que pueda ingresar a nuestra nación un alimento con esas características, resultará necesario exigir que sea etiquetado con información acerca de su origen y la manipulación, si la hubiera.
“Así como los organismos transgénicos en Europa tienen que ser etiquetados para informar al consumidor, los insumos pecuarios también deberán contener estos datos, a fin de que la sociedad mexicana decida si los consume o no”.
La nota del Washington Post puntualiza que la mayoría de los consumidores rechazaría alimentos procedentes de animales clonados.
De acuerdo con Roa Vidal, es indispensable crear un órgano regulador para determinar el origen de estos productos pecuarios, el cual dependa del gobierno federal y esté integrado por las secretarías de Agricultura y Salud, así como por las aduanas, para que verifiquen estos productos y autoricen o no su ingreso a nuestro país.