Ernesto Arias

1146

El médico y académico de la UdeG, Ernesto Arias González, dedica su vida a sus dos romances: su profesión y esposa. Por eso se considera un hombre afortunado.
Nacido en el barrio del Santuario, de Guadalajara, atesora recuerdos de infancia, amigos, profesión, vida personal y logros. “Es notable sentir cómo al enseñar, aparece una retroalimentación del espíritu y una relación parecida a la paternidad, cadena que se extiende para permanecer, aun en la ausencia”.
Su ingreso a esta ciencia inició por un “aspecto curioso”: de niño tuvo un perro llamado Bobby, que fue atropellado y al cual curó. Esto despertó su interés por ayudar a la gente. Desde estudiante en la facultad de medicina, destacó como preparador, ayudante y hasta profesor.
Fue subdirector del Servicio médico municipal y laboró en instituciones de Estados Unidos. Trabajó como profesor de la UdeG y el Hospital Civil de Guadalajara, además de que participó en el Consejo de colaboración municipal, por 25 años.
Fue uno de los fundadores de la Sociedad de angiología de Guadalajara, misma que por tres años fungió como la única sociedad de esta área en México. También laboró como jefe del Primer servicio hospitalario de angiología, ubicado en el Hospital de especialidades, del IMSS.
Don Ernesto Arias, jubilado hace siete años, con pelo cano, tiene insuficiencia cardiorrespiratoria, a pesar de haber sido un joven sano y deportista. No solo la enfrenta con paciencia, sino que espera alcanzar su recuperación.
Entre sus pasiones están el golf y el futbol.
Orgulloso de la vida y satisfecho por sus logros, el doctor Ernesto Arias pregunta acerca de la institución que lo formó: “¿Qué? ¿Hay otra como la UdeG?”

Artículo anteriorAlumnos y egresados del CUCEI
Artículo siguienteUn lujo asistir al teatro Diana