Con generosidad festejaron el cumpleaños 90 de El Informador. La mayor prueba de ello fue la donación que la familia fundadora del periódico hizo de la biblioteca de don Jorge ílvarez del Castillo Zuloaga a la Universidad de Guadalajara, por mucho, la invitada especial y la que más celebró.
La biblioteca tiene 112 mil piezas, entre libros, fotografías, cintas de audio, carteles, revistas y sellos de correo. Si la nueva Biblioteca Pública del Estado de Jalisco Juan José Arreola, a la que van destinados los nuevos volúmenes y que la UdeG administrará en el Centro Cultural Universitario, cuenta con un acervo inicial de casi medio millón de ejemplares, la donación representa un crecimiento de 20 por ciento de un plumazo.
La firma del documento de donación, que ocurrió el pasado viernes 5 de octubre en el paraninfo Enrique Díaz de León, no desmereció atenciones, porque se refería a uno de los proyectos bibliográficos más importantes de América Latina y porque se abocaba al libro y a la cultura, temas siempre oportunos para alentar coincidencias.
Lo corroboraron Francisco Ramírez Acuña, secretario de Gobernación, en representación del presidente de la república; Emilio González Márquez, gobernador de Jalisco; Raúl Padilla López, presidente del fideicomiso del Centro Cultural Universitario; los alcaldes Alfonso Petersen Farah (de Guadalajara), Juan Sánchez Aldana (de Zapopan) y Tonatiuh Bravo Padilla, diputado presidente de la comisión de educación del Congreso federal.
Por turnos, sus palabras refirieron una “profunda gratitud”, un “beneficio a la ciudadanía” y “acto de desprendimiento”. Pero quien dejó entrever conversaciones más estrechas, entendimientos y compromisos sobre proyectos tan importantes como esta biblioteca pública, fue Carlos ílvarez del Castillo Gregory, director y editor de El Informador.
Al micrófono, con el tono menos solemne de la tarde, recordó haber sido testigo de múltiples conversaciones que su padre, Jorge ílvarez del Castillo Zuloaga, sostuvo con muchas personalidades, no pocas de ellas presentes en el paraninfo, en y sobre su biblioteca.
Poco después entregó el acervo al Rector general de la Universidad, Carlos Briseño Torres, simbolizada en un ejemplar de la primer traducción al castellano de la Biblia, conocida como Biblia del Oso, de 1569.
Al recibirla, Briseño Torres se comprometió a crear el Centro Documental Jorge ílvarez del Castillo Zuloaga en la nueva biblioteca pública, donde el
espacio personal del abogado y periodista será recreado tal y como lo mantenía en vida, y a emprender acciones para la difusión de los documentos.
Jorge ílvarez del Castillo explicó: “La biblioteca está totalmente digitalizada, los acervos están registrados por títulos e índices. Se pueden localizar muy fácilmente. Todo esto se le entregará a la Universidad cuando esté listo el edificio”.
Esto sucederá en junio de 2009, según cálculos de Mauricio de Font-Reaulx, administrador del Centro Cultural Universitario. A los 600 mil volúmenes que tiene asegurados la biblioteca pública (ya con la nueva adquisición), se agregarán los conseguidos mediante un programa de adquisiciones, que considera convenios con editores de la Feria Internacional del Libro, compra directa y donaciones diversas.
A mediano plazo, la meta es llegar a dos millones de volúmenes.
Este acervo, más allá de sus valiosas piezas, consigna lo sucedido en el occidente del país como ningún otro medio.
Dos muestras se pueden ver en una exposición montada en el vestíbulo del paraninfo. Éstas son: “Real cédula de erección del consulado de Guadalajara”, del 3 de noviembre de 1795, y “Discurso pronunciado en el salón principal del Instituto de Ciencias”, por el exgobernador Ignacio L. Vallarta, el 5 de mayo de 1867.
Un acervo familiar
El Informador y la biblioteca Jorge ílvarez del Castillo Zuloaga, son el resultado de un esmero cotidiano de familia. El diario lo fundó Jesús ílvarez del Castillo Velasco, en 1917. Jorge ílvarez del Castillo Zuloaga, su hijo, que nació ese mismo año, colaboró en el diario desde joven y lo dirigió de 1966 hasta su muerte. Él formó la biblioteca donada. Primero se interesó por la filatelia y luego por los libros. A su colección, de 8,500 volúmenes, se agrega lo recabado como su biblioteca pública, de 80 mil 500 volúmenes, además de otras colecciones, como la de su hermana, de 1,200 libros.
La biblioteca conserva correspondencia de Benito Juárez, cartas de Napoleón, manuscritos originales del Dr. Atl, diversas ediciones de El Quijote, textos de franciscanos, obras de Amado Nervo y Lope de Vega. Hay 1,541 libros anteriores a 1900.
Además, contiene microfilmes, una fototeca, hemeroteca, numismática, pinacoteca, materiales relacionados con el cine y el teatro, y una colección de artículos taurinos.
“Destacan ejemplares de libros mexicanos del siglo XVI, que al ser los primeros impresos en América, y los primeros fuera de Europa, son motivo de numerosos estudios de reconocidos bibliógrafos y del coleccionismo de bibliófilos de todo el mundo”, se lee en un documento elaborado para esta ocasión.
El director y editor de El Informador, Carlos ílvarez del Castillo Gregory, hijo de Jesús ílvarez del Castillo Zuloaga, quien encabeza el diario desde la muerte de su padre, fue quien donó la biblioteca a nombre de la Fundación ílvarez del Castillo, creada para fines de difusión cultural.
La biblioteca
La nueva Biblioteca Pública del Estado de Jalisco tendrá capacidad para tres mil 600 usuarios simultáneos.
Será a la vez un centro para el desarrollo de actividades escolares para niños y jóvenes, así como de investigación para profesionales y recreativo para el público en general.
Albergará inicialmente dos millones de volúmenes y un cuantioso acervo multimedia que planea se incrementará con continuidad, más los documentos recién donados.
El plan es concluir el edificio de la nueva biblioteca en el 2009, dentro del terreno que conformará el Centro Cultural Universitario, y en el cual ya está instalado el Auditorio Telmex.
Tesoros
Del acervo donado a la Universidad de Guadalajara destacan los primeros impresos americanos, otros europeos de entre 1501 y 1821, marcados con su ex libris como señal de pertenencia, además de una colección de diferentes ediciones de la Biblia y El Quijote.
Una muestra de estos tesoros (foto) se exhibe en vestíbulo del paraninfo hasta el 7 de noviembre. La entrada es gratuita.