Se ilumina el teatro. Comienza la música. Relucen los jorongos, las espuelas y los vestidos largos y coloridos. Aparecen sobre el escenario los bailarines del Ballet Folclórico de la Universidad de Guadalajara. La alegría es inmediata, inmensa.
Por más de 50 años, los bailarines del grupo de la Universidad han tenido un papel importante en la promoción de la mexicanidad, sin embargo, poco se conoce de la historia de los precursores del folclor nacional.
Mario Mejía íñiguez, profesor de esta casa de estudios, realizó la primera revisión crítica de la danza en México, particularmente de las tendencias populares y las peripecias que vivieron los fundadores del ballet para que surgiera el Grupo Folclórico de la UdeG, conocido durante mucho tiempo como de Artes Plásticas.
Se muestran sus peculiaridades, avatares, integrantes y momentos definitorios, como el montaje de la historia de Polino Guerrero, basado en el texto homónimo de Heriberto García Medina, que son descritos por Mejía íñiguez en el libro Génesis del Ballet Folclórico de la Universidad de Guadalajara, y que será presentado el 18 de octubre, a las 20:00 horas, en el patio central del exclaustro de Santa María de Gracia, mejor conocido como la Escuela de Artes Plásticas.
“Libro fundamental, que viene a llenar un vacío historiográfico de nuestra cultura regional”, opinó Efraín Franco, director del Instituto de Investigaciones Estéticas, del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño.
El placer de conocer la historia de la danza es que bailarines, coreógrafos y público pueden darse cuenta de que son herederos de grandes tradiciones, comentó por su parte el autor, Mario Mejía.
Ningún país puede progresar sin tener en cuenta su propio pasado, el cual condiciona en buena medida toda la línea de desarrollo. “Tener una visión de nuestro pasado dancístico es tan necesario, que sin él no podríamos darnos cuenta de nuestros valores identitarios”, comentó el experto Mejía.
“He decidido investigar esta cuestión, porque no existe una memoria histórica de la trayectoria artística de este grupo folclórico, ni de los antecedentes de su fundación, mucho menos de un escrito acerca de las aportaciones coreográficas y del orden cronológico de éstas. Asimismo, porque ejecuté y practiqué la danza folclórica desde mi adolescencia, formando parte de los principales grupos que había en Guadalajara”, aseguró el investigador Mejía.
Recordó que en el primer concurso de danza nacional organizado en 1966, el Grupo Folclórico de Artes Plásticas hizo su aparición y dejó deslumbrados a todos los jueces y bailarines. “De ahí se sabía que sería el mejor grupo de todo México”, recalcó Mejía.
Los bailarines de ese entonces no permitían el acceso a nadie, hasta que comprobara que además de saber bailar, debería identificarse y entregarse totalmente a la danza y la Universidad. “Quien pertenecía al grupo, sentía el placer de entregarse a la danza. Una de mis inquietudes es que esos valores identitarios, ese amor a la camiseta, ese sentirnos parte integral de la Universidad, se retomen, porque se ha perdido esa visión”.
El libro será distribuido en la Escuela de Artes Plásticas, de la UdeG. La publicación está constituida por nueve capítulos, que abarcan varios temas, entre estos: Los placeres de la historia de la danza; El concepto de tradición; Los géneros; El baile tradicional en el escenario; De la bohemia a la academia; Los maestros del folclor mexicano; Plan de regeneración de México por medio de la cultura; Antecedentes de la danza, testimonios de bailarines; Rafael Zamarripa: creativo y las bases, y La vida social y política del grupo folclórico vista desde el punto de vista de Jorge Navarro.