Consumir sustancias que dicen despertar la libido con el fin de lograr un mejor desempeño sexual no sólo es un mito, también puede ocasionar serios efectos nocivos a la salud. Problemas con la presión arterial, dificultad para respirar, dolor de cabeza, mareos, irritabilidad, nerviosismo, sofocos de la piel, sudor, temblores, vómitos, intoxicación, insomnio y ataques de pánico, pero principalmente problemas del corazón, fallas en los riñones, psicosis, ansiedad y síntomas parecidos al lupus, son sólo algunas consecuencias que puede experimentar quien utiliza “mágicos afrodisíacos”, es decir, sustancias de dudosa calidad que prometen transformar la vida sexual.
En el mercado hay decenas de estos productos publicitados con cualidades maravillosas que benefician la sexualidad de hombres y mujeres. La yohimbina, también conocida como yumbina, es una de las sustancias vendidas por medio de la web en presentación de gotas y tabletas (sin especificar la dosis para cada persona). Dicha sustancia es un extracto de una planta que desde los años 60 es utilizada con fines veterinarios, en particular para que animales como las vacas entren en celo. Sin embargo, investigadores y especialistas advierten que en una persona puede tener como consecuencia más que “buen sexo”.
Para el especialista en farmacología de la Universidad de Guadalajara, Miguel Madrigal Ortiz, “es riesgoso que [este producto] sea utilizado”, de manera que no recomienda consumir este tipo de sustancias, y menos aquellas personas que sufren problemas cardiacos o gastrointestinales. “Es comercializado como un producto maravilloso. En realidad, no lo es tanto. Tiene muchos problemas de interacción con alimentos y algunos medicamentos. Es muy importante que quien lo llegue a consumir como un potenciador sexual, esté enterado de que el efecto no aparecerá de forma inmediata y de que se corren riesgos de tener algunas crisis y problemas”.
Agregó que el consumo de la yohimbina, aunque no se ha comprobado que cause adicción o la muerte, puede perturbar el sistema nervioso y ocasionar alteraciones en personas con problemas psiquiátricos, ya que existe la posibilidad de que provoque ataques violentos.
La publicidad con la que se comercializa es exagerada y desmedida, como lo demuestra un anuncio distribuido a través de cadenas de correo electrónico, el cual dice:
“¡Lleva a la cama a la mujer que desees en minutos!, el frasco alcanza para seducir a 50 mujeres, no es tan mala inversión, cada mujer le cuesta 20 pesos, es más barato que emborracharla con Tonayan y más efectivo porque en vez de tener frente a usted a una dama que solamente se deje, tendrá una dama ardiendo en deseo. Yo que usted, me cuidaría de no exceder la dosis, capaz que la dama lo viola”.
El texto también explica el método de compra y algunas recomendaciones como la posibilidad de mezclarlo con alcohol y la opción de que mujeres obesas ingieran doble dosis, pero carece de medidas de precaución. La responsable de la venta del producto a través de correo electrónico es Isabel Martínez Neira, quien dice ser química farmacobióloga, pero no señala un número de cédula profesional.
Productos como la yohimbina están al alcance de las personas en las sex shops de Guadalajara, como relata “Ximena”, una mujer de 22 años, quien con sólo pagar 60 pesos utilizó el producto como un juego, sin información o asesoría profesional, más que la del encargado de la tienda.
¿Por qué utilizaste la yohimbina?
Alguna vez escuchamos el nombre de la yumbina, y nos causó curiosidad saber más, ver qué pasaba. La encontramos en gotas. La compramos en una sex shop. Nos costó alrededor de 60 pesos. La adquirimos por curiosidad, por el hecho de saber qué pasaba o qué podríamos hacer.
¿Cómo la utilizaron?
La echamos en algunas bebidas de los compañeros de la universidad. El efecto que vimos en ellos fue de desesperación, de ansiedad. Como que se veían desesperados, y pues a nosotros nos causó risa y gracia ver lo que estaba pasando, pero después, cuando a los siguientes días investigamos los riesgos, porque investigamos qué es lo que pasaba, nos dio miedo haber hecho eso.
De acuerdo con Osmar Matsui, especialista en sexualidad de la UdeG, existen diversas investigaciones que buscan comprobar la eficacia e inocencia de la yohimbina. Sin embargo, hasta el momento no es un medicamento aprobado y reglamentado por la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos.
“Para que sea reconocido como un medicamento, tiene que extraerse la sustancia química y tener todas las especificaciones de un medicamento, como hacer varios tipos de investigaciones en animales, hasta llegar a los seres humanos, además de comprobar con evidencia científica que sirve para algo. Un aspecto muy importante es ver los efectos secundarios y los problemas toxicológicos que pueda provocar”.
Se habla de un sinnúmero de beneficios de la yohimbina, pero hasta el momento no se ha comprobado que la sustancia sea tan extraordinaria como se dice, apunta Osmar Matsui. “Al parecer sí hay algunos resultados preliminares para situaciones como aumento de la libido en las mujeres, algunos problemas de disfunción del sistema nervioso y para contrarrestar efectos secundarios sexuales de medicamentos antidepresivos […] pero hay que tener cuidado, porque tiene efectos colaterales, por ejemplo la toxicidad, que es bastante alta”.
En México, siete millones de hombres de entre 40 y 70 años, es decir, el 28 por ciento de la población masculina sufre de alteraciones en la erección. Esta proporción de la población representa el posible mercado de consumidores de sustancias como la yohimbina, gracias a su venta al público en tiendas como las sex shops, sitios donde detrás de una vitrina, decenas de potenciadores sexuales (de todo precio y en cualquier presentación) están al alcance tanto de menores de edad ingenuos como adultos inconscientes o desinformados.
Para Osmar Matsui “no es correcto que se venda, porque no se sabe ni de dónde viene. Deberían dejar que las investigaciones sigan avanzando, y que se pueda clasificar como un medicamento dentro de la FDA”. Y advierte: “Son de dudosa calidad”.
En países como Estados Unidos es muy común que las personas lo utilicen en dosis razonables, por la creencia de que puede ser inofensivo, pero el doctor ílvaro Barriga Marín, del Hospital Civil de Guadalajara “Dr. Juan I. Menchaca”, comenta que el consumo “está prohibido en niños y mujeres embarazadas. Hay reportes de muertes en lactantes y en productos de la gestación, por eso está prohibido en menores de 18 años de edad”. Dijo que a pesar de que en el nosocomio no han atendido pacientes por alto consumo de la sustancia, recomienda que quien desee consumirla, sea asesorado por un médico.
Ante la controversia acerca de su eficacia y consecuencias, y tomando en cuenta el alto índice de problemas de disfunción eréctil en hombres o la falta de apetito sexual en mujeres, la terapia sexual y la asesoría profesional de un sexólogo es mejor estimulante y remedio para solucionar los problemas de sexualidad. Investigadores internacionales apuntan que el 70 por ciento de los casos de disfunción eréctil tiene causas físicas, mientras que el 30 por ciento restante es ocasionado por factores psicológicos, por lo que remediar estos problemas con “mágicos afrodisíacos” como la yumbina y los extractos de esta sustancia, produce más efectos perjudiciales que benéficos. Jugar con estos productos y no asesorarse por un especialista, más que estimular la libido, puede provocarle serios efectos nocivos y pagar un alto costo.
Afrodina
La yohimbina es un derivado de un alcaloide extraído de plantas africanas como la Rauwolfia Serpentina y de cortezas de árboles de la familia Rubaceae, Pausinystalia yohimbe. De ahí su nombre. Su utilización en el campo de la sexología inició en los años 60, mientras que su fama resurgió en los 90. Se le ha llamado “afrodina” o “calientaburras” en el lenguaje popular. Su precio en el mercado en presentación de gotas oscila entre los 60 y los mil pesos.