La vida del otro

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Conocer la vida de otros nos ayuda a mitigar las angustias. Contamos historias porque la vida necesita narrarse para conocer la particularidad de los demás, dijo sentada frente a unas 30 personas la docente y periodista argentina Susana Rosano.
Rosano visitó México, especialmente la División de estudios de la cultura de la Universidad de Guadalajara, para dar un curso sobre creación biográfica llamado “La vida como narración” que se llevó a cabo del 29 de septiembre al 3 de octubre.
La humanidad está viviendo un momento particular donde hay un auge y furor por la primera persona, contó la académica, y lo vemos en biografías, autobiografías, testimonios, reportajes, historias de vida publicadas en blogs de internet, en los reality shows o en la televisión.
Estas biografías tienen gran popularidad entre la gente, que se siente cada vez más sola y busca identificarse con otras personas, comentó la experta en literatura, quien es autora de libros como Rostros y máscaras de Eva Perón. Imaginario populista y representación, publicación premiada por el Fondo Nacional de las Artes en el 2005.
“El yo biográfico, la primera persona, la intimidad, está en un primer lugar, tal vez porque existe un sentimiento de soledad en el mundo, y los medios de comunicación aprovechan y potencian con tanta exasperación la vida del otro”.
Saber la historia de un extraño significa que necesitamos identificarnos con los otros seres humanos para sentirnos menos solos, dijo Rosano. “Si el otro que es famoso, es conocido, tiene dinero y sufre, los demás pueden identificarse con él. Más allá de las cuestiones morbosas son cuestiones de humanidad”.
El mundo contemporáneo lleva a la soledad: la gente tiene que trabajar en exceso, tiene que ser competitiva, producir bienes, ser exitosa, tener dinero… situaciones que van alejando a los seres humanos.
La gente consume testimonios de vida para acercarse al otro ser que está sufriendo. La narración biográfica rescata la singularidad de la humanidad, la rescata del olvido porque narra su identidad, es decir, la narración testimonial va en contra de suprimir la esencia como algunas políticas públicas tratan de hacerlo.
Los testimonios muestran la particularidad de cada ser humano que, con sus miedos y grandezas, quiebran los discursos grandilocuentes del mercado capitalista, de los medios de comunicación o de los políticos sedientos por el poder que buscan borrar la identidad humana.

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