Todos somos Walleaff

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He llegado a vencer mis miedos acercándome a los poderosos que les gusta sembrar el miedo, puesto que los he desenmascarado y los he puesto en ridículo, y porque he descubierto que en realidad son personas inseguras que solamente vencen sus propios temores infundiendo el terror”. Esto fue lo que expresó a cientos de jóvenes el célebre periodista alemán Gí¼nter Wallraff. Esta declaración fue hecha el pasado 25 de noviembre, durante una conferencia magistral realizada en Bellas Artes, en la que el autor de Cabeza de turco, compartió experiencias acerca de su trabajo y mostró su emoción de estar por primera vez en México.
Reconocido a escala mundial por ejercer el periodismo encubierto, Gí¼nter Wallraff estará presente en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara para participar junto a la periodista mexicana Sanjuana Martínez en la conferencia “El periodista incomodo”.

Cabeza de turco
Gí¼nter Wallraff nació en Burscheid, Alemania, en 1942. Su padre fue un trabajador de la industria del automóvil, mientras que su madre procedía de una familia de la alta burguesía alemana, un hecho que le llevó a conocer desde muy pequeño las diferencias existentes entre las formas de pensar de dos clases sociales. Aprendió el oficio de librero, pero no llegó a ejercerlo nunca. Durante los años de su prestación del servicio militar, se negó radicalmente a hacer uso de las armas, lo que le acarreó diversos castigos, hasta que finalmente fue declarado incapacitado para el servicio. Este ideal de rechazo determina su producción literaria, marcada por un carácter eminentemente documental.
Su trabajo en diferentes ámbitos del mundo de la industria y la empresa fue la base de sus primeros informes, publicados en un principio en periódicos sindicalistas. Posteriormente los reagrupó en una colección titulada Te necesitamos (1966) a la que para la edición de bolsillo denominó Reportajes de industria (1970) y que llegó a convertirse en uno de los libros más vendidos en la entonces Alemania Federal.
En 1985 Gí¼nter Wallraff publicó el libro Cabeza de turco (Anagrama), un trabajo que provocó una auténtica conmoción y que logró vender más de dos millones de ejemplares. En este libro Wallraff puso al descubierto las atrocidades que enfrentan los extranjeros en territorio alemán. Para su realización el periodista abandonó su identidad durante dos años, transformó su aspecto mediante pupilentes oscuros, bigote y peluca, asimismo, cambió su manera de hablar para dar vida a Alí, un inmigrante turco que experimentó los trabajos más duros, insalubres y peligrosos para poder sobrevivir. Bajo sueldos miserables y condiciones escandalosas Wallraff, (Alí) trabajó sin respiro en McDonald’s, de bracero en una granja, fue contratado para efectuar limpieza sin protección en una refinería metalúrgica y posteriormente reclutado para reparar un desperfecto en una central nuclear, entre otros duros oficios.

Periodismo encubierto y realidad
Gí¼nter Wallraff asume el periodismo encubierto como una forma de contrainsurgencia, se enmascara para desenmascarar el poder y así entender mejor la realidad. Asegura que esto corresponde a un método para eludir la versión oficial ya que este discurso nunca explica la realidad.
Para Wallraff el periodismo encubierto es un servicio que da voz a quien no la tiene, por consecuencia se pone de lado de los desprotegidos. Esto lo coloca en un proceso de continuo aprendizaje. Mencionó en su participación en la Ciudad de México “que el capitalismo rabioso o rapaz llegó a su límite y será sustituido por un movimiento democrático de paz”, señala también que espera que este movimiento “no sea de mayorías empobrecidas intelectualmente”.
En su último trabajo periodístico, Gí¼nter Wallraff se infiltró en las redes comerciales conocidas como call centers que se localizan en Alemania y atestiguó la manera en la que explotan y roban el dinero de quienes ingresan a laborar dentro de ellas.
El llevar a cabo el periodismo encubierto no ha sido una actividad nada fácil para este escritor, los riesgos están latentes a cada instante. Hace tiempo estuvo muy enfermo al infiltrarse a un lugar insalubre y tuvo que utilizar una silla de ruedas. También alguna vez cayó preso en Grecia y fue torturado por el gobierno de ese país.
Sobre la situación del periodismo en México, Gí¼nter Wallraff comentó: “Me he enterado, a mi llegada, que tan sólo en este año han matado a 12 periodistas y que ninguno de sus casos ha sido resuelto. Me impresioné, porque eso significa que o el Estado ya se rindió o parte de él está metido en el crimen organizado”.
Sus declaraciones acerca de la figura del periodista y su relación con el poder han sido categóricas “el ser famoso o prominente acerca a muchos a la prostitución, a venderse por una ilusión de poder. Lo importante es mantenerse como una persona normal. Ser buena persona garantiza ser buen periodista. En lo personal me siento más cómodo con los vulnerables, con las minorías, pues esas personas, que viven en el intersticio de las culturas, tienen opiniones realmente interesantes, porque viven en la realidad, mientras los poderosos son muy aburridos, viven en la irrealidad”.

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