Las políticas gubernamentales y su articulación con la participación ciudadana” fue el título de la mesa uno, del VIII Encuentro Internacional sobre Cultura Democrática, realizada el 2 de diciembre, en un conocido hotel ubicado a un costado de la sede de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
La primera participante fue la economista Clara Jusidman, por la Universidad Nacional Autónoma de México, quien además es miembro del Consejo Asesor de la UNICEF en México.
La especialista en temas como desarrollo social y política social, equidad de género, sociedad civil y democracia mostró una radiografía poco optimista de la situación actual del país, y dijo que el crimen organizado, la corrupción en los altos y bajos estratos sociales, la inseguridad, pero sobre todo la pasividad ciudadana por colaborar a mejorar la situación, es lo que tiene a México en un complicado episodio, ante el cual la organización cívica sería el inicio para una mejor condición.
Durante su exposición “Obstáculos y oportunidades en la relación entre organizaciones de la sociedad civil y las instituciones del Estado”, Jusidman realizó una comparación del déficit de participación ciudadana entre México y otros países latinoamericanos. De acuerdo con la especialista, el ejemplo más claro se observa en Chile, que siendo un país con la sexta parte de habitantes que tiene México, cuenta con 22 mil organizaciones cívicas más que en el territorio nacional.
Afirmó que la represión social que algunos gobiernos imparten ante sus gobernados dificulta aún más la participación democrática, a esto se le añade la criminalización de la protesta social, práctica que adjudicó la presidenta honoraria y fundadora de INCIDE Social, A. C. a “los gobiernos corruptos”, que son los más perjudicados con los movimientos ciudadanos. Ejemplificó con el caso de Oaxaca, donde simpatizantes de la APPO son culpados del asesinato al periodista Brad Will.
La presidenta honoraria y fundadora de INCIDE Social, A. C. indicó que es claro que que no todas las organizaciones cívicas buscan un mismo objetivo, sin embargo, hay momentos en los que se unifican. Ilustró con el caso de la lucha democrática, a la reorganización de grupos de mujeres, de medio ambiente, de desarrollo comunitario para lograr un cambio democrático en el país.
Clara Jusidman de Bialostozky comentó que una alternativa en el tema de la participación social son las nuevas generaciones. “Yo le tengo mucha fe a los jóvenes”. No precisamente por el interés en incluirse en causas sociales, pues también es escaso, pero representa una oportunidad al tener ellos medios y oportunidades que hace años no existían.
Los jóvenes tienen medios distintos y nuevos de comunicación. Las nuevas tecnologías les permiten comunicarse entre ellos a escala mundial. Esta vía tecnológica es una posibilidad de encuentro de intereses comunes, y genera redes para un intercambio en la materia, señaló.
Para enriquecer la charla intervino el doctor Antanas Mockus, ex alcalde de Bogotá, quien en un tono ameno e interactuando con los presentes, comentó sobre las razones de ser un “buen ciudadano”, en su ponencia titulada “Uno no nace ciudadano: espacio público, cultura tributaria y capacidad de acción colectiva”.
Para vivir en una sociedad democrática hay que saber ser ciudadanos, “para ser ciudadanos hay que tener espacios públicos en los que se permita la expresión respecto al propio sistema, que es para criticarse y a veces reformarse”, afirmó.
Desde un razonamiento filosófico, como es parte de su preparación académica, el Doctor Honoris Causa en Filosofía por la Universidad de París VIII (2004) catalogó a seis tipos de ciudadanos en toda sociedad. Quienes ejecutan las leyes por admiración a la propia ley; quienes lo hacen por simple autogratificación; quienes reconocen el deber social, y en contraparte quienes actúan por temor a la culpa, a la sanción o al rechazo de la propia sociedad. En un ejercicio realizado entre los presentes, esta última causa resultó ser la razón por la que actúa gran parte de los ciudadanos tapatíos, a lo que concluyó que no existe convicción en las acciones ciudadanas, sino temor.
Una encuesta realizada en el Distrito Federal, comentó el colombiano y presidente de la Corporación Visionarios por Colombia, rebeló que los ciudadanos justifican la violencia si se defienden causas como la familia o el honor, lo cual refleja la ola violenta en la que se encuentra el país, a lo que concluyó que “después de lo que pasó en Colombia, México debió de haberse movido más rápido para prever las consecuencias. El narcotráfico hay que desmantelarlo”.
Coincidió con Clara Jusidman, la intervención ciudadana es el camino más viable para abolir la negativa situación que envuelve al país. “La política es muy importante como para dejarla en manos de los políticos”.
Se trata de saber ser ciudadanos, de contribuir para una sociedad armoniosa, de exigir cuentas y de manifestar las inconformidades de manera organizada. Es la obligación de todo ciudadano y la razón de las asociaciones civiles, de las que carece el país.