Sin miedo a opinar, el escritor y filósofo Fernando Savater hizo un llamado a ser libre a partir de la información.
Ante el panorama de violencia, incertidumbre y narcotráfico, planteó que un aspecto importante es la participación social. No cultivar la idea de que “somos espectadores, en un circo donde se muestran los horrores de la pista, sin poder intervenir”.
El problema, señaló, no es que los gobernantes puedan corromperse, lo malo es que eso ocurra impunemente, sin respuesta social o castigo, que sea más cómodo ser corrupto que no serlo. “La sociedad no lo puede permitir, no por un afán de imponer el reino de Dios, sino simplemente por supervivencia”.
Enfatizó que las sociedades más seguras son las más justas. ¿Por qué es más segura Holanda que Colombia, cuando la primera nación es más frágil económicamente? Porque los ciudadanos tienen más interés en respetar las leyes que en violarlas.
Savater, nacido en San Sebastián, España en 1947, participó en una conferencia en la FIL, acompañado por la periodista Carmen Aristegui. Dijo que los dos enemigos fundamentales de la democracia son la pobreza y la ignorancia. La primera debería estar fuera de la ley, ya que limita a las personas a pensar en algo más allá de la subsistencia inmediata. Mientras más personas carezcan de información “las reformas serán bloqueadas, se apoyará al peor de los demagogos, se corromperá el sistema democrático”.
El articulista del diario El País y director de la revista Claves, consideró que los periodistas deben buscar siempre la verdad. De no ser así, “es mejor ser el segundo en repetir una verdad que decir una mentira”. La función del periodismo es imprescindible, y su defensa no corresponde sólo al gremio, sino a toda la sociedad. Cuando se ataca, persigue o amenaza a un periodista, se mutila una de las bases del conocimiento.
Está a favor de que existan más maestros que genios, ya que los primeros brindan elementos para crear ciudadanos completos. “Es necesaria una sociedad más igualitaria, con más educación y seguridad. Eso es lo que hay que decir, y eso no es algo venga por casualidad, tenemos que impulsarlo los ciudadanos”.
Despenalización de las drogas
El último ganador del Premio Planeta señaló que “el negocio de las drogas jamás dejará de crecer” e indicó que la cruzada irracional, puritana e injustificada contra ésta, causará la ruina de varias democracias en América.
“Dudo mucho que países como México o Colombia logren sacudirse, o entrar verdaderamente en una cierta oxigenación democrática auténtica, mientras tengan esta loza del narcotráfico, que vive de los que están empeñados en convertir en un dogma que toda droga debe ser perseguida”, indicó ante los aplausos de los asistentes.
Fernando Savater se pronunció por la despenalización de las drogas. Es necesario afrontar y discutir el tema, pero, falta interés ya que se “sigue hablando” sobre la manera en que se va a combatir el flagelo.
Enamorado de México
Por cerca de dos horas, el intelectual respondió a las preguntas de la periodista, sobre temas como el nacionalismo, la vida eterna, la ética para la vida y la razón por la que visitó este país: “Me es muy difícil imaginar mi vida sin México”, contestó.
Para el autor de La tarea del héroe y Ética para Amador, una de las constantes al escribir es el fervor. Otro ingrediente es la alegría, que prefiere por encima de la felicidad, ya que es pretenciosa para los mortales. La alegría es un estado que acepta su fragilidad e intermitencia, cosa que no tiene la felicidad, que busca permanencia y solidez.
Otra de sus pasiones son las carreras de caballos, animales que considera “símbolos de los dioses”.
Sobre la libertad enfatizó: es una condena. “Es algo complicado y difícil” ya que los seres humanos “somos libres dentro de una serie de condiciones que no hemos elegido”.
Pensamiento cambiante
El filósofo, quien en varias ocasiones ha manifestado su gusto por la lectura, presentó su biblioteca Fernando Savater. “Tengo la suerte de que no sé hacer muchas cosas: no sé cantar, no sé bailar, no sé montar en bicicleta, entonces, la únicas cosas que sé hacer es leer —por lo cual me pagan—, escribir y hablar”.
Esta biblioteca recupera sus libros difíciles de encontrar o antiguos, ahora en ediciones accesibles y material adicional: un artículo, ensayo o una conferencia. “Tampoco tengo una obsesión porque las obras perduren más allá de quien las ha escrito. Si uno es perecedero, por qué no las obras que uno escribe. Como todo en su momento ha tenido un valor, no reniego de ninguna de ellas. Cuando me preguntan si me arrepiento de lo que he escrito contesto que no: si la fecha en que lo escribí figura en el fragmento, no me arrepiento de nada, lo que no quiero es que me atribuyan hoy las ideas que tenía hace 20 años, entre otras razones, porque el tiempo pasa, uno lee, vive.
”Tengo amigos que dicen: ‘Yo pienso lo mismo que cuando tenía 18 años’, lo cual es señal inequívoca de que ni a los 18 años, ni ahora pensó nunca nada. Esto quiere decir que se le metió una idea a la cabeza, como esas moscas entran en una botella y no encuentran la salida y ahí se quedó, eso lo toma como un pensamiento. Yo he cambiado mucho de pensar a los 18, 20 o 30 años. Espero cambiar un par de veces más de pensamiento”.
