Justicia a conveniencia

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    Algunos cuantos hemos sido víctimas de algún delito, y cuando esto sucede deseamos que los infractores sean procesados en el acto. Pero cuando nosotros somos los infractores  y somos procesados, obviamente no es de nuestro agrado que nos apliquen una sanción.
     De igual manera, si llegamos a evadir a las autoridades y no pagamos por nuestro crimen, llegamos a sentir un gran orgullo, y es tanto el orgullo que sentimos, que hasta lo presumimos con nuestros amigos y conocidos. Y lo peor es que en vez  de que nos inciten a corregir nuestro error, no lo hacen y a parte nos alcahuetean.
     Y lo malo es que ellos al no denunciarnos, se convierten en nuestros cómplices ¡¡¡Que gran dilema!!!  ¿No? Sí y vamos a ver porque: la razón es que al denunciarlo no sólo se pierde la amistad, sino qué también  te ganas un enemigo, pero si te conviertes en su cómplice, cuando las autoridades lo capturen, tú también pagarías como el infractor, como dice ese viejo refrán: “Tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata”.

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