Amor en territorio zapatista

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Antes de comenzar el año 2000, cuando el PRI estaba aún en el poder y cuando los mexicanos se preparaban para recibir a un gobierno de otro color, Alberto Cortés, director y escritor de cine no estaba interesado en los pasajes urbanos, sino en contar una historia de la vida cotidiana en las comunidades de la resistencia zapatista.
Cortés, quien ha ganado varios premios y es un reconocido artista, se trasladó a Chiapas, a la selva lacandona, con el proyecto de filmar una película. Después de años de trabajo, el cineasta estrenará el largometraje Corazón del Tiempo en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara, que se llevará a cabo del 19 al 27 de marzo de 2009.
Corazón del Tiempo narra una historia de ficción, en la que Sonia se enamora de Julio cuando está a punto de casarse con Miguel, dirigente juvenil de la comunidad, situación que pone en riesgo la seguridad de los lugareños.
El cineasta, antes de comenzar a filmar primero se dio a conocer entre las comunidades a través de mostrar cine itinerante. Los indígenas que estaban acostumbrados a ver películas de Pedro Infante, de charros y de artes marciales, pudieron observar con las películas que llevaba Cortés las cintas de Charles Chaplin, Matrix y hasta La Ley de Herodes.
Poco a poco a Cortés fue adentrándose a la sociedad zapatista, conociendo gente y organizando talleres de actuación para que participaran en el reparto de Corazón del Tiempo.
Al proyecto de la película se unió Hermann Bellinghausen, guionista mexicano, para quien el contacto con los pueblos indígenas era común ya que había vivido algunos meses de 1972 en una comunidad Tzeltal, y porque ha sido cronista para La Jornada del movimiento zapatista desde 1994.
Ambos, Cortés y Bellinghausen, apoyados de la comunidad indígena hicieron las grabaciones en la cañada Tojolabal en el municipio autónomo San Pedro de Michoacán para mostrar la vida diaria de los zapatistas fuera del heroísmo del momento declarativo de la revolución.
De acuerdo a Bellinghausen, “Corazón del Tiempo muestra la vida de los campesinos, los juegos de los niños, la vida sentimental, la resistencia al ejército, la relación del pueblo con el EZLN que logra invisibilidad en las montañas y que protege la autonomía, la recuperación de las tierras. Casi todos los hechos de la película corresponden a la vida real. Es una historia de ficción que refleja cómo el zapatismo es una forma de vida”.
Corazón del Tiempo habla del movimiento zapatista, de la gente que es más libre y dueña de su destino; de la gente que está resistiendo, que mantiene sus tradiciones, que tienen una vida autónoma, que conocen la tecnología y que instalan plantas de energía eléctrica con ayuda de organismos internacionales.
“Hablamos de la vida real, no hablamos del folclor maya”, comentó Bellinghausen, quien fue editor de la revista Nexos, cofundador de La Jornada y ahora director de la revista Ojarasca.
Se han hecho muchos documentales periodísticos de sus luchas zapatistas y se han elaborado decenas de documentales, pero Corazón del Tiempo es la primera que presentaba la lucha en ficción.
Para el cineasta Cortés, quien ha hecho varios documentales como el Cerro de Huitepec, De migrantes barro, papel y otras historias de Oaxaca, México Ciudad Hip Hop o largometrajes como Ciudad de Ciegos, Amor a la vuelta de la Esquina, Corazón del Tiempo aborda al zapatismo como nunca se había visto, es una película de ficción que no es de los altos comandantes, si no de su pueblo y la relación con su Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
“Vemos cómo son ellos mismos y cómo es el zapatismo desde dentro”.

Personajes reales
Corazón del Tiempo es una historia de amor. Trata de una chica que está a punto de casarse y que luego se complica el enlace, contó Alberto Cortés, a partir del desajuste amoroso hay una niña y una abuela que conversan del proceso del enamoramiento. Hay tres maneras de acercase a los problemas del corazón desde el punto de vista de la niña, la joven y la abuela; de ahí el título.
El reparto se hizo entre los civiles de Tojolabal y otros indígenas pertenecientes a zona Guadalupe Tepeyac y San José del Río, así como tojolabales, tzotziles y tzeltales y zoques que se involucran en los juegos de actuación.
Hermann Bellinghausen contó que en un principio no había papeles, ni guión y la historia cambiaba dependiendo de cómo mudaba de aires la situación zapatista.
“Además hubo un proceso de adiestramiento actoral, porque son personas que no tienen la idea de la representación, como la tienen la gente de las ciudades quienes están más acostumbrada a la televisión y a los actores”, afirmó el guionista.
De acuerdo a Cortés, lo mejor “es que no es una película que hablan chilangos tratando de hablar como los indígenas. No hay actores que se dejen llevar por la fama y el dinero. Son personas con una entrega inmensa hacia el proyecto. Al carecer de todo como premisa y entran a un compromiso por hacer bien las cosas”.
Hermann Bellinghausen explicó que “aunque los zapatistas hacen teatro en las celebraciones políticas para dar mensajes, el concepto de la actuación se ve campesino. El teatro campesino surge en Tabasco donde las mismas personas hacen sus propias obras. La experiencia del teatro campesino tiene muchos años, es muy famoso porque se dan cursos de actuación y expresión corporal en las comunidades. Sin embargo, en esta película no es de teatro campesino, es una historia de ficción bastante sólida”.
De acuerdo a su guionista, terminar la película llevó bastantes años ya que el tiempo dependía de la disponibilidad de los indígenas que estaban ocupados en su vida diaria de campesinos y en su lucha. “No hay actores profesionales, por eso se ve más real”.
Además, las mismas personas de la comunidad utilizaron las cámaras de video que les sirven para enviar sus mensajes políticos, para ayudar con la filmación de Corazón del Tiempo. También participaron en parte del guión.
La película tiene varios hilos o vistas: el amor entre dos personas, la importancia del maíz (la milpa, la masa, la tortilla y el pozole), la historia de las confrontaciones, los valores, la vena hasta feminista de cómo las mujeres dan un paso adelante o la historia de una muchacha que toma su vida en sus propias manos.

Un pueblo que sueña despierto
La película se estrenará en México dentro del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, 15 años después del levantamiento del EZLN que han venido trabajando en un ensayo de una nueva sociedad.
La cinta ya fue proyectada en la sede de los cinco Caracoles, (zonas zapatistas) ante un público de más de mil 300 indígenas en el quinto aniversario de las Juntas del Buen Gobierno. “Ellos suelen reírse cuando se ven a ellos mismos, pero primero empezaron a reírse y luego ya no. Parecían que estaban impactados, les gustó mucho”, indicó Hermann Bellinghausen.
Se estrenó además en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián para su exhibición a escala mundial. Además, Corazón del Tiempo forma parte de 118 títulos de los 60 que estarán en competencia en la edición número 25 del Festival Independiente de Cine Sundance, que se realizará del 15 al 25 de enero en Park City, Utah.
La música está a cargo de los cubanos Descemer Bueno y Kelvis Ochoa, quienes se hicieron famosos después de haber creado la música de la película Habana Blues dirigida por Benito Zambrano y que los hizo merecedores al Goya español en el 2006 por mejor música original.
“Los músicos que vienen de una revolución llegaron a las comunidades indígenas zapatistas y llegaron a otra revolución y crearon música de fusión, marimbas con la nueva trova cubana”. Un pueblo despierto es el título del soundtrack de la película donde se escucharán las voces de Marina Abad de la agrupación española Ojos de Brujo.
La Universidad de Guadalajara apoyó con recursos económicos y material técnico a Corazón del Tiempo. Isabel Cristina Fregoso, directora de desarrollo de proyectos Cinefusión explicó que dentro del Encuentro de Coproducciones la película fue elegida por ser una historia diferente que se realiza en un medio no urbano.
“Es una historia de amor, romántica y que tiene un fondo político, que por su calidad, temática interesante y propuesta artística novedosa, se identifican con el perfil de la Universidad de Guadalajara y sus lineamientos de producción”.

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