Con un nuevo disco bajo el brazo, un taller de cerámica que trabaja al ritmo del barro en el torno y el pincel en la mano, y la agenda siempre apretada, Paco Padilla nos permite una charla en la casa donde nació, en el corazón de Tlaquepaque, de techos altos y patio central. Todo en él es tradición: el cabello canoso, largo y ondulado, la camisa de manta, el cinturón tejido y los huaraches de piel; es media mañana y hace sol cuando llega pedaleando una bicicleta antigua —parte de su colección—, para contarnos los motivos de su más querida musa, la música.
oficio
Cuando mi padre llegó de San Juan de los Lagos puso este taller de cerámica junto con un tío. Recuerdo que cuando era niño me ponían a romper los terrones de barro para molerlos. La alfarería es pura química, por eso estudié ingeniería en la Universidad de Guadalajara y más tarde me especialicé en España e Inglaterra, incluso trabajé en PEMEX por 10 años. Estaba casi seguro de que sería un gran ceramista; nunca esperé nada de la música, mucho menos retribuciones económicas. Un alfarero trata de conservar toda nuestra tradición en una pieza, y además darle una aportación contemporánea. Pero la gente prefiere comprar una taza industrializada, que otra que tiene el alma de un artesano, en primer lugar porque no tiene dinero y, en segundo, porque no sabe la importancia de transmitir el sentimiento desde sus ancestros hasta la modernidad. Y aunque todavía diseño y pinto, la música es ahora mi ocupación principal.
canto
La base de mi canto es mi raíz, no sólo Tlaquepaque sino toda esta zona. En los pueblos a veces me piden que les componga una canción y así han salido las de Zapopan, Juanacatlán, Tonalá y Villa Purificación, un pueblo muy bonito que es el primer asentamiento español de por aquí. Me considero un contador de historias, siempre me ha gustado mucho cantarle a los personajes. Es algo que aprendí entre amigos hace casi 40 años cuando iba en la prepa Vocacional y que a fuerza de hacerlo con gusto y todos los días vas mejorando.
revuelo
Es una suma de muchos esfuerzos, como los de Enrique Ortiz y Raúl Rodríguez, mis compañeros en los años 80 del grupo Tierra Mojada, Fernando Quintana de Radiopatías, Sheila Ríos que hace varios solos de voz en este disco, el ingeniero de sonido Tuti Perales, y el fotógrafo Luis Caballo, quien de hecho fue el de la idea de darle ese nombre al disco.
viajes
Dedicarme a la música me ha permitido hacer dos de las cosas que más me gustan en la vida: viajar y tener amigos. He podido hacer giras por casi todo el país, y desde hace 12 años voy todos los años a Portland para la fiesta del 5 de Mayo, que es ciudad hermana de Guadalajara y uno de los lugares donde más nos conocen en Estados Unidos. También me presento muy seguido en Chicago y este año fui a Nicaragua por parte de la UNESCO, donde toqué en localidades muy pobres.