Santuario ballenero en Bahía de Banderas

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Mientras que países como Japón, Islandia y Noruega matan a 150 ballenas por año en las aguas del Antártico, por supuestos fines científicos, en México, principalmente en las costas jaliscienses de Bahía de Banderas, se apoya la conservación de estos cactáceos considerados en peligro de extinción, ya que la población se ha reducido de manera dramática en los últimos 25 años.
Con la temporada invernal cada año entre 300 y 500 especies marinas llegan a las costas de Bahía de Banderas, Jalisco, para aparearse o tener a sus crías, por las ideales condiciones morfológicas del océano y la temperatura del agua.
La maestra Isabel Cárdenas, académica del Centro Universitario de la Costa (CUCosta), explicó que la ballena jorobada también arriba en el sur de la península de Baja California; en el caso del océano Pacífico se establecen desde Mazatlán hasta Guerrero. Sin embargo, por las condiciones morfológicas de Bahía de Banderas, esta franja representa la principal zona de crianza.
“Bahía de Banderas es una bahía muy grande. Tiene una superficie de aproximadamente mil kilómetros cuadrados y además es bastante protegida. Del lado noroeste hay aguas menos profundas, lo que hace que sea una de las zonas preferenciales para las madres con crías y en las que alimentan a sus ballenatos”, explicó Isabel Cárdenas y agregó que la tercera zona de arribo de la ballena jorobada son las islas de Revillagigedo, en Colima.
Aunque es difícil cuantificar una cifra exacta de ballenas, en la actualidad diversas organizaciones realizan un catálogo de Bahía de Banderas, en el cual se tienen registradas más de mil ballenas.
La académica explicó que la ballena jorobada hembra, también conocida como Yubarta, da luz un ballenato por temporada. Vive en la bahía entre cuatro y seis semanas. Durante su ciclo de verano y por la necesidad de alimento, emigra al norte para complementar su ciclo biológico. Los machos en busca de hembras pueden entrar y salir toda la temporada.

Visita de turistas
Isabel Cárdenas, quien es guía especializada en observación de ballenas por la Secretaría de Turismo, indicó que dicha observación está regulada por el gobierno federal y existe una norma específica. “Quien desee ver ballenas debe tener en cuenta que hay prestadores de servicio y embarcaciones autorizadas para realizar esa actividad”.
Indicó que por razones naturales, las visitas multitudinarias de los turistas perturban a las ballenas y les crean problemas de contaminación auditiva, aunque este mamífero manifiesta tolerancia a los humanos. “Cuando no quieren ser molestadas, uno las pierde de vista. En el caso de las hembras con crías, permanecen cerca de las marinas. Por lo que considero que la ballena está adaptada a nosotros o nos tolera”.
Según la experta, en cuanto a la protección de la ballena, nuestro país ha realizado esfuerzos de reconocimiento internacional. La oceanóloga puso como ejemplo el Santuario de la ballena gris, el primero en el ámbito internacional. Además, México pertenece a la Comisión Ballenera Internacional y como integrantes han formado parte investigadores nacionales.

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