Las elecciones del próximo 3 de julio en el Estado de México y en las entidades de Coahuila y Nayarit para elegir a sus respectivos congresos locales y gobernadores, en sí mismas son trascendentes para la democracia, en cuanto que constituyen uno de los pocos sucesos en que los ciudadanos se convierten en políticos activos, con la capacidad de influir en la configuración y rumbo de los asuntos públicos de sus sociedades locales de las que forman parte. Pero vistas desde la perspectiva federal, tienen una relevancia especial por la cercanía con la elección presidencial del próximo año.
Analizadas entidad por entidad, la campaña electoral del Estado de México posee una mayor resonancia en el ámbito nacional, por la importancia económica y política que representa en el conjunto nacional; además de su cercanía con el Distrito Federal y desde luego porque el gobernador Enrique Peña Nieto es el precandidato presidencial mejor posicionado en las encuestas. En esa entidad está en juego la continuidad del PRI con su candidato Eruviel ívila. La alternancia posible la representa Alejandro Encinas Rodríguez, candidato de la coalición “Unidos podemos más”.
En el Estado de México los proyectos sociales y políticos están bastante definidos. El PRI y Eruviel ívila encarnan los intereses de la oligarquía mexiquense y del grupo político Atlacomulco. Dicha continuidad implica autoritarismo, corrupción, impunidad, nepotismo, uso patrimonial de los recursos públicos, transferencia de los recursos fiscales hacia las manos privadas de los gobernantes y de los empresarios que fungen como socios en el llamado “capitalismo de compadres”, como Gary S. Becker, Premio Nobel de Economía 1992, definió el fenómeno de la asociación de intereses económicos entre gobernantes y empresarios en México.
En cambio, Alejandro Encinas y el PRD han articulado un proyecto político más vinculado a los intereses de los ciudadanos. Su propuesta de políticas públicas se observa más sustentada en el enfoque de derechos sociales, que es el referente necesario en la política social.
En Coahuila también está en juego la continuidad de los gobiernos priistas con el candidato Rubén Moreira. La importancia para 2012, radica en que el candidato es hermano de Humberto Moreira, presidente nacional del PRI. La alternancia política posible es con el PAN y su candidato Guillermo Anaya, pero con un proyecto y unas prácticas semejantes a las del PRI. Las fuerzas de izquierda están divididas con dos candidatos.
En Nayarit, que ya tuvo su alternancia política con una alianza del PAN y del PRD en 1999, está en juego la continuidad del PRI, que registró como candidato a Roberto Sandoval. El PAN está representado por Martha Elena García, esposa de Antonio Chavarría, quien fuera el gobernador de la alternancia. Aquí la izquierda también se presenta dividida con tres candidatos.
Aunque en una elección todos los candidatos participan con la intención o el deseo de ganar, en las elecciones del 3 de julio, de acuerdo con las encuestas, todo indica que el PRI ganará en las tres entidades. Si se refrenda este hecho se presentará lo que en economía llaman “efecto demostración”, que muestra las cualidades y valía del producto ofrecido. Así, el PRI, sus candidatos y su programa, en el imaginario colectivo, saldrán fortalecidos. Se va imponiendo la noción de que el PRI se acerca a los Pinos.
La profecía que se cumple así misma, avanza. Si la profecía dice que el PRI ganará, una mayoría relativa de ciudadanos decidirá su voto por el PRI, ante el influjo de la profecía. Enrique Peña Nieto como precandidato a la presidencia de la república y Humberto Moreira como presidente del PRI, saldrán fortalecidos seguramente.