Es contradictorio que Chile, uno de los países con un crecimiento económico significativo en América Latina (un 6.3 por ciento para este año, según la CEPAL), hoy sea una nación convulsionada, según la describen analistas internacionales.
Para el doctor Igor González Aguirre, investigador del Departamento de Estudios Sobre Movimientos Sociales, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, los sucesos de los últimos meses en Chile y el descontento de su ciudadanía pone de relieve la crisis del sistema neoliberal.
En un principio las manifestaciones eran estudiantiles, grupo que demanda mejores condiciones de la educación pública, por lo que este movimiento social tiene un amplio componente juvenil, potencial enorme para producir cambios, consideró González Aguirre. Actualmente el descontento lo comparten los trabajadores y organismos que apelan por una distribución más justa de las riquezas.
“Pondría en relieve tres aspectos: la crisis sistémica, el componente de juventud como población que puede organizarse y la interpelación que estas demandas hacen, cómo se han transformado y qué ha podido llamar la atención y colarse en el interés público”, destacó el investigador.
Al hacer una comparación con lo que ocurre en México es necesario agregar el componente de la violencia e inseguridad, por lo que lo que ocurre en Chile podría ser tomado como ejemplo para nuestro país y en el ámbito internacional.
El especialista considera que las manifestaciones en Chile podrían lograr algunas reformas importantes, laborales y en materia de educación.
Desigualdad
El 20 por ciento de los chilenos tiene ingresos similares a los países más ricos del mundo, como Noruega o Estados Unidos, pero los ingresos del 60 por ciento de la población son similares a los de Angola, informa el Instituto de Políticas Públicas, de la Universidad Diego Portales, de Chile.
