La comunicación política hoy

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Entre el 30 de marzo y el 27 de junio, los mexicanos habremos de escuchar y ver 20 millones 809 mil 344 promocionales en medios electrónicos de comunicación. Para entonces, reuniendo precampañas y otras estrategias mediáticas para acumular presencia de partidos, candidatos y “cultura electoral”, entre el 15 de diciembre y el 27 de junio, nos “despacharemos, ya redondeados”, 43 millones de mensajes de esta índole.
Ante todo esto, expertos universitarios opinan acerca de sus consecuencias en el electorado.
El doctor Francisco de Jesús Aceves González, del Departamento de Estudios de la Comunicación Social, adscrito al Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), indicó que “la reforma electoral que trastocó la distribución de espacios mediáticos, fue benigna en términos generales, pero ha desencadenado otra serie de fenómenos que deben analizarse y sopesarse desde una perspectiva de que lo que he llamado spotización de las campañas y que ha servido para evitar que la compra de tiempos en los medios se disparara, como ya se había manifestado”.
Explicó que la forma en que se ha aplicado la reforma “ha introducido elementos más perniciosos que positivos a las campañas políticas”, pues define que antes de la modificación, partidos, candidatos y medios de comunicación se explayaron en generar diferentes modalidades de comunicación, que propiciaron “una diversidad de formas y distintas maneras de tener acceso y efectuar la comunicación política -incluso tomando en cuenta hasta las dotaciones que por ley se otorgaban desde el IFE y los institutos electorales de las entidades-. Eso era parte de la diversidad, programas, debates, mesas de discusión y otras modalidades.

Improvisación mediática
Hay una falta, una ausencia temática en las campañas. Por ejemplo, en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), a nivel nacional la divisa es el compromiso. La campaña estatal (la que impulsa a Aristóteles ), es “Todos somos el cambio”, mientras que a nivel municipal (Ramiro Hernández) es “Juntos estaremos mejor”. No existe unidad en el mensaje, asegura el investigador del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA), doctor Andrés Valdez Zepeda.
Los ejemplos se repiten en todas las campañas, tanto en la izquierda y en la derecha, en las expresiones de cualquier ubicación política, encuadre o coalición: “Se trata de líneas argumentativas distintas, que no logran posicionar bien el mensaje. Pueden incluso llevar a la confusión, pues hay hasta contradicciones”.
También mensajes y lemas se repiten en distintos candidatos y partidos. “Estamos hablando de que partidos diferentes, con opciones e ideologías distintas, tienen el mismo mensaje y eso se reproduce en los diversos spots y espacios de los partidos. Hay una tendencia a la anarquía y una desprofesionalización de las campañas”.

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