Hace dos años, Wild Nothing, el proyecto encabezado por Jack Tatum, sorprendió con un disco debut cubierto de pop y destellos de electrónica. Sin ofrecer una variante esencial, la segunda producción de este novel músico es un manifiesto que continúa abogando por las composiciones sosegadas. Una recapitulación del legado new wave -en momentos inagotable-, acompañado de temas con suficiente carácter.