Las políticas públicas dirigidas a la prevención y control de la obesidad en México y el mundo han “fracasado”, ya que este mal crece, afirmó el director del Centro de Investigaciones en Comportamiento y Nutrición (Cican), del Centro Universitario del Sur, de la Universidad de Guadalajara, Antonio López-Espinoza.
Una de las causas estriba en que las estrategias han sido globales, es decir, se “mide a todos con la misma vara”, y no son valoradas las características regionales, sociales, culturales. Mucho menos las individuales, agregó el investigador, quien es uno de los coordinadores del libro México obeso: actualidades y perspectivas, en el que participaron 59 académicos de Francia, España, Argentina y México, que integran la Red Internacional de Investigación en Comportamiento Alimentario y Nutrición (RIICAN).
Nuestro país, por ejemplo, al ser multicultural tiene diversas características gastronómicas, de contenidos alimenticios, hábitos de consumo y actividades. “Entonces las políticas de gobierno son erróneas. Primero, por no tomar en cuenta las particularidades sociales, y otro error es no tomar las particularidades individuales. Obviamente, los programas van a fracasar de manera sistemática cuando se aplican de esta forma”, agregó el miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Algunas de las causas que contribuyen a la obesidad son el consumo desmedido de refrescos, comida chatarra o de alto nivel energético y la inactividad. Este mal contribuye a desarrollar padecimientos como hipertensión, diabetes, enfermedades cardiacas, entre otras.
De acuerdo al trabajo, que cita un estudio mundial sobre la prevalencia del sobrepeso y la obesidad en adultos y niños, desde 1980 hasta 2013, pasó de 857 millones en 1980 a 2 mil 100 millones en 2013, en países desarrollados, de ingresos bajos o medios. Según la Organización Mundial de la Salud, cada año mueren como mínimo 2.8 millones de personas por esta causa.
Intereses
Otra cuestión que incide en la falta de políticas y programas efectivos, así como en la solución del problema de salud, es el interés económico. López Espinoza explicó cómo la sociedad en su conjunto privilegia los alimentos de más alto contenido energético, calórico, poco nutritivos, con baja fibra y colocados en envases grandes y vistosos.
Uno de los artículos del libro, publicado por la Editorial Universitaria, expone cómo especialistas plantean que esta enfermedad “produce miles de millones de dólares anuales en ganancias para diferentes sectores”. Añade: “Es necesario considerar la cantidad de ventas millonarias obtenidas para tratar la obesidad. Actualmente en México 18 laboratorios farmacéuticos se disputan un mercado con valor superior a dos mil 240 millones de pesos”.
El académico explicó: el libro concluye “que la obesidad es como la contaminación. ¿Por qué? Porque todo mundo sabe qué contamina, qué es lo que contamina, cómo se contamina y lo seguimos haciendo. Es lo mismo: todo el mundo sabe qué produce obesidad, cómo nos volvemos obesos y se sigue vendiendo lo que produce obesidad”.
Ante ese panorama habló de la necesidad de que el problema sea analizado con los diferentes sectores, así como por equipos multidisciplinarios, que incluyan a un psicólogo conductual, un antropólogo, un nutriólogo, un experto en actividad física, de marketing, entre otros, y se privilegie la salud encima de lo económico.
“Si en este momento el presidente emite un decreto que prohíba la producción de plásticos y de bolsas de plástico a nivel nacional, te apuesto a que empezaríamos a limpiar el planeta, pero no lo van hacer. ¿Por qué? Es el temor de lesionar intereses económicos. Es exactamente lo mismo en la obesidad”.
“Mucha gente no quiere entender que si no tomamos medidas drásticas de transformación de la conducta de las personas, de la cultura de las personas y de los actores políticos sociales, no vamos a llegar a ningún lado y la obesidad seguirá reinando y será objeto de negocio”, concluyó el académico, quien en próximas fechas publicará otro libro denominado Educación, alimentación y nutrición.
