Las palabras de coraje, tristeza e impotencia sobran al enterarte de que alguien, en Guadalajara, muere por un golpe con un bat, por el simple hecho de haberle solicitado a una señora, sin ningún problema físico o mayor de edad, no estacionarse en un lugar para personas con discapacidad.
Hechos que sólo demuestran lo podrida que está la humanidad, en una país donde de por sí sobra la violencia y la impunidad es el pan de cada día.
Lamentable que exista gente tan miserable que valore tan poco la vida del otro. Los niveles de violencia han llegado a límites insospechados ante una sociedad que cada vez tiene menor capacidad de asombro. ¿Qué más tiene que pasar para que nos demos cuenta hasta donde hemos llegado? ¿Hasta cuándo vamos a dejar de pensar sólo en nosotros sin tomar en cuenta al otro?
Es tiempo de reflexionar sobre el tipo de personas que queremos ser y del tipo de sociedad que queremos dejar a las futuras generaciones.
Hoy no sólo su esposa y su pequeña lloran su ausencia, también sus familiares y amigos en quienes ha dejado un gran dolor y quienes recuerdan con profundo amor a quien solo quería con sus sonrisas y acciones hacer de este mundo un lugar mejor… Ojalá se haga justicia. Q.E.P.D Carlos Bradley.