Los andamiajes de La Minerva

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En las últimas semanas varios sectores de la sociedad han intercambiado opiniones acerca de la restauración de la escultura La Minerva. Lo que parecía el inicio de una rica e interesante discusión sobre la percepción, significado y permanencia de un hito urbano, de repente se traslada al árido terreno de la conservación física; es decir, de lo social, a lo técnico y económico.

El ayuntamiento de Guadalajara no logró desagregar la totalidad para resolver las partes por separado. En lo social su postura fue clara y firme pero no permeó lo suficiente; la escultura tiene el valor de la autenticidad sin importar el autor, lo estético o la antigüedad, y es importante conservarla en su contexto y posición original. En lo técnico anunció criterios y procedimientos que cuestan ocho millones de pesos, la mitad de los cuales se destinarían al traslado ida y vuelta de la escultura al Centro de la Amistad Internacional, lugar de la restauración.

Por lo aparatoso de la cantidad se antojaba que se derivara de un dictamen y un proyecto ejecutivo previo, pero no era así. Entonces el ayuntamiento tuvo que aceptar que dicha cantidad era sólo un techo presupuestal presentado al cabildo sin ningún estudio de apoyo. En ese momento la sociedad se cuestionó si valía la pena conservar una tradición a un costo tan alto, que bien pudiera ser mayor.

Es obvio que las cosas se salieron de control por un procedimiento técnico incorrecto.

Procedimiento correcto
Para determinar un costo aproximado es necesario tener un diagnóstico completo. Los técnicos del ayuntamiento afirmaron que no hay forma de examinar el interior de la escultura sin separarla de su base, por lo cual no se puede costear la restauración con un diagnóstico incompleto. En ese caso es recomendable:

1. Practicar algunos barrenos para introducir un endoscopio y hacer un registro de su construcción y estado de conservación interior.

2. Acondicionar una entrada definitiva por el pedestal, con el objeto de llevar a cabo inspecciones periódicas futuras.

Y una vez se tenga el diagnóstico:

1. Analizar varias alternativas de solución y su costo.

2. La mejor alternativa puede ser la que evite traslados ida y vuelta, desmontaje-montaje-desmontaje-montaje, embalaje-desembalaje-embalaje-desembalaje, carga-descarga-carga-descarga, base provisional. 

El ayuntamiento se apresuró a declarar que la restauración no puede hacerse in situ porque la losa del túnel no está capacitada para soportar dieciocho toneladas de la escultura.

Al respecto proponemos algunas consideraciones previas:
1. La losa de por sí ya soporta el agua de la fuente, por lo tanto, si eliminamos el agua durante el proceso de restauración, tendríamos capacidad sobrada para soportar un peso igual o menor que el del agua retirada.

2. Una simple operación aritmética permite deducir el área de losa que puede soportar dieciocho toneladas uniformemente distribuidas por un entramado de elementos metálicos donde descanse la escultura, sin necesidad de moverla.

3. Construir la entrada de registro en la base.

4. Si se considera que aun así exista riesgo, entonces se puede seccionar la escultura revirtiendo el proceso de montaje original, que históricamente se sabe fueron tres secciones trasladadas desde el estado de Aguascalientes, donde fue fundida.

5. El desmontaje se haría localizando las juntas de las tres partes para practicar cortes que no dañen la pieza.

6. Teóricamente podríamos manejar tres piezas de seis toneladas en vez de una tres veces más pesada.

El manejo adecuado de la información técnica y los costos es vital para dar certeza y confianza a la ciudadanía. De esa manera lo técnico queda en manos de técnicos, y así se puede regresar a la discusión de fondo, que es lo social.

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