Como muchas personas en Jalisco no pudieron ser testigos de la presentación que realizó el Ballet Folclórico de la Universidad de Guadalajara en el Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México, con motivo de su cincuenta aniversario; la compañía replicará esta representación durante los próximos meses en el Teatro Degollado.
Cerca de dos horas son las en que el público admirará las estampas que remiten al folclor dancístico, musical y de vestimenta de los distintos estados de la república, un trabajo realizado por ciento dieciséis personas que están arriba y detrás del escenario.
En este espectáculo, que se realizará varios domingos desde junio hasta septiembre, se presentará “La danza astral”, que evoca una fiesta prehispánica donde intervienen cuarenta y ocho bailarines y un grupo de música indígena mexicana. Esta obra, con la que se da inicio a la velada, es resultado de una investigación realizada hace treinta años por el director del ballet, Carlos Ernesto Ochoa.
“La obra la hice basándome en la poca información que tenía de los cronistas, decidí plasmar una escena sobre cómo los aztecas interpretaban una danza. Hace muchos años no se ponía en escena. Gustó muchísimo en Bellas Artes, la gente la ovacionó y aplaudió mucho, no quería que se terminara”.
Otros cuadros de este espectáculo son los corridos mexicanos, alegorías de la forma de vida del México del altiplano, específicamente de la región de los Altos de Jalisco. En estas representaciones se cuentan historias de la cotidianidad —que aún se vive en varias localidades de la zona— por medio de baile, cantos y música.
La cultura del Istmo de Tehuantepec y la costa de Oaxaca, así como la de Veracruz y Chiapas, son algunas de las expuestas con trajes típicos, canciones y coreografías que lucen bajo los reflectores del foro y que al público le han gustado bastante. “En el cuadro de Veracruz se presenta una fiesta jarocha y unos cantos de los temas de Agustín Lara. La primera parte la cerramos con el cuadro de danzón, que la gente siempre lo pide”.
La segunda parte de la presentación la abre la “Danza de quetzales”, en la que sobresalen los danzantes con atuendos y coronas características de la región del Golfo.
Ochoa destaca que en el espectáculo las estampas de Jalisco son las más aclamadas por el público; él justifica que esto ocurre porque con éstas fue como el grupo inició a bailar. Cuando suena “El son de la negra”, “El jarabe tapatío” y “Guadalajara” —con todo y mariachi— la gente responde con enjundia, aplausos y algarabías.
Un ballet carnavalero
Estampas de Campeche serán las piezas que el Ballet Folclórico de la Universidad de Guadalajara estrene durante esta temporada en el Teatro Degollado. El sarao —de influencia española— y el palmar —de influencia costeña— son los géneros de las piezas que músicos, cantantes y bailarines interpretarán únicamente en las últimas dos funciones de esta temporada, que serán los días 10 y 17 de septiembre.
“Tienen mucha influencia de Cuba y África, de esta mezcla nació este tipo de música y baile. Los atuendos son caribeños. Aquí intervienen dieciséis parejas de danza y 16 parejas de coro, así como una banda integrada por doce músicos”.
Este tipo de obras, que son típicas de las fiestas del Carnaval de Campeche, son resultado de una investigación que fue realñizada el año pasado por parte de Carlos Ochoa, con el apoyo de profesores campechanos.
FUNCIONES
Teatro Degollado. 25 de junio; 9 y 23 de julio; 6, 13 y 20 de agosto; 3, 10 y 17 de septiembre. A las 18:00 horas.