El poder del arte

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En estos tiempos de escepticismo político, de hartazgo social y bombardeo de violencia, es necesario acercarnos al arte para entender nuestro entorno, a nosotros mismos y sanar heridas. Pero, ¿cómo hacerlo si los medios impresos gastan menos tinta en la sección cultural y en los electrónicos cada vez son menos los espacios enfocados a esta fuente? ¿Cómo puedo acercarme al arte si entre las páginas de un periódico aparecen sólo una o dos dedicadas a la cultura? ¿Cómo informarme y crearme un criterio si sacan del aire programas culturales?

Es de suma importancia que los medios de comunicación inviten al lector, escucha o televidente a conocer y reconocer expresiones artísticas para motivarlo a crecer y a aprender, que cada vez sea más exigente no sólo con la apreciación de la belleza, sino de todo su entorno.

En nuestro estado son contados los medios preocupados por el periodismo cultural, no solamente se trata de presentar notas de servicio, como informar en dónde se exhibe la obra de un pintor, los horarios de una puesta en escena o los títulos de las novedades literarias, por ejemplo. Tristemente, pocos, muy pocos, profundizan y cuestionan. ¿Miedo a opinar? ¿Mediocridad? ¿Falta de preparación?

Lo cierto es que actualmente es difícil encontrar columnistas o periodistas especializados que realmente puedan analizar una función de teatro o reseñar un concierto de la Orquesta Filarmónica de Jalisco. ¿Coincide conmigo? Faltan líderes de opinión. Y eso que no tocamos el tema de ausentismo de reporteros en las ruedas de prensa. Este escrito no es un ataque a los medios y compañeros periodistas, sólo es una invitación a que se retome la reflexión en materia cultural.

No dejar atrás el compromiso que se debe tener con la audiencia. Recordemos que adentrarse en el arte es conocer nuestro pasado, conocernos a nosotros mismos e, inclusive, cómo podríamos ser en un futuro. Si uno como periodista no puede entender esto, ¿cómo sensibilizar e inspirar a las personas a ser mejores a través de nuestro medio? No debemos de olvidar que detrás de una expresión artística hay muchas lecturas escondidas, sólo hay que aprender a mirar para conocer el verdadero poder del arte: el cambio.

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