Nicole Brossard

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Hay en la obra de la quebequense Nicole Brossard algunos ecos de la poesía de William Carlos Williams (por el tratamiento sencillo de las “cosas”) y de Constantino Cavafis (por el tratamiento erótico y el político). Se lo digo y ella sonríe, dulce, y me mira para asentir.

Brossard vino a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara para presentar su Lenguas oscuras (Lengues obscuras) que la editorial Espejo de viento ha traído a nuestro castellano en una edición bilingüe. Los breves y hermosos poemas en prosa son una delicia.

“Es cierto —dice Nicole sin dejar de sonreír— que hay una dimensión del deseo, de las rosas que circulan en mis textos. Siempre digo que para mí la escritura debe ser la emoción del pensamiento y el pensamiento de la emoción. Los dos tienen que estar reunidos en el lenguaje por su forma de renovar el deseo del lenguaje”.

En la actualidad hay muy pocos poetas que en sus poemas incluyan lo político con cualesquier otro tema; la política en los poemas está (casi) fuera de todo poeta…
Cada vez más, es cierto, porque los poetas como muchos ciudadanos se refugian en la emoción; toda la sociedad toma inmediatamente sus pensamientos y los borra conforme los piensa y entonces lo único que queda es el individualismo y el trabajo alrededor de su propio fuego; lo que es muy arriesgado, porque nada dice que nuestro fuego sea interesante. Lo que es interesante es cómo nuestro fuego circula del interior hacia el exterior y del exterior hacia el interior. Siempre he dicho que hay que distinguir entre la vida íntima y la vida privada y la vida interior. Y la vida interior es el lugar de la creación. En la vida íntima cada uno tiene su historia, su infancia; la vida interior es rica, en ella vive la literatura. Todos tienen una vida íntima, pero no todos tienen una vida interior.

Para el poeta es importante comprometer el cuerpo con su escritura. Para él, poesía y cuerpo son una sola entidad…

En poesía es primero el lenguaje. Es una síntesis de la emoción, pero ¿quién hace la síntesis?, es el cuerpo, porque todos tenemos un cuerpo esencial. A veces nos movemos en un cuerpo más o menos extranjero, por las circunstancias, mas cada quien sabe reconocer su cuerpo vital, esencial, es éste el que escribe. El cuerpo es el que escribe, no podemos escribir al lado de nosotros.

¿Cómo entonces combinar en poesía erotismo y política?
La respuesta es simple: porque lo que es bueno, lo que es maravilloso, debe ser comunicado. Generalmente me dicen: Usted fue valiente por haber escrito estos poemas de amor, y yo siempre respondo: “Era tan bello y maravilloso que era natural encontrar un espacio para comunicar públicamente esta felicidad”.

Ahora que los valores humanos se desvanecen, el amor es una valentía, ¿no?

No, es una forma de ser suertudo —responde riendo—. Como he dicho siempre: usted tendrá los amores que se merece, porque sin imaginación sus amores serán banales. Pero si se tiene imaginación se tiene una vida interior fuerte para renovar esos amores.

En un país como Canadá, donde la economía es lo que impera y el consumismo brutal, ¿por qué y para qué escribir poesía?
No hay un objetivo preciso para escribir poesía. Hay una forma de compartir y una aventura en el lenguaje, tal vez la más rica que el ser humano puede compartir; porque la poesía es realmente la síntesis del Ser. Del verbo ser que trabaja en nosotros y también en los otros. Entonces siempre habrá poetas, y siempre habrá escritores que tomarán aventuras de publicar poemarios, ya que es una riqueza que va a través nuestro en la medida en que nosotros vamos a poder leer y escribir, vamos a poder seguir escribiendo y leyendo. La poesía siempre va a estar ahí. Pero cada vez más vamos a pasar de lo escrito a lo oral. Antes estábamos en la oralidad, y después vamos a regresar a la oralidad porque vamos a decirle a nuestro teléfono inteligente lo que deseamos y él es el que se va a encargar de hacer todo.

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