Un Goya disparatado y rebelde

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Harto de servir únicamente a la clase rica y privilegiada de la España de la década de 1810, el pintor Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828) encontró en los grabados un refugio para salvarse a sí mismo de una traición personal.

Él sabía que había situaciones de la vida real que jamás podría retratar en los cuadros que hacía para la nobleza. El terror de la guerra, los abusos de las instituciones, la mofa social y la representación de imágenes que sólo existieron en sus sueños, fueron algunos temas que el artista tuvo la necesidad de expresar, y la mejor forma que encontró para hacerlo fue por medio de planchas con las que plasmó distintas series gráficas.

Una de éstas, que ha dado de qué hablar por su atmósfera sórdida, es la de Los disparates, misma que será expuesta en el Museo de las Artes (MUSA), del 30 de agosto al 6 de enero.

Este conjunto de obras, uno de los últimos que realizó, estará cerca del público tapatío para que se adentre al universo disparatado —pero real desde su mirada— que vio y sintió el pintor aragonés.

Laura Ayala Castellanos, curadora del MUSA, comenta que Goya no necesita presentación; sin embargo, con Los disparates el espectador se adentrará a una personalidad distinta del artista, una más enigmática y rebelde.

“En estos ‘relatos’ vemos temas como los matrimonios por conveniencia, jóvenes bailando con viejos, cosas absurdas, seres gigantescos que aterrorizan a la población, pero también encontramos seres voladores, como lo es en la pieza Modo de volar, en la que se ven unos hombres con alas de águila emprendiendo el vuelo nocturno. Todas las estampas son escenas nocturnas y nos presentan un lado oscuro de la realidad”.

Según la especialista, Goya se abocó a este tipo de trabajos como una forma de distanciar su trabajo personal de lo que realizaba para la aristocracia.

“Él fue un artista importantísimo, que estuvo dedicado a atender las decoraciones y encargos que le hacían la realeza y nobleza, incluso el clero; pero él encontró en los grabados otra voz, en el sentido de que ya no complacía los encargos que le hacía esa clientela, sino que obedeció a su propia voz, a sus inquietudes; hace una crítica mordaz de la sociedad en la que vive, de las fuerzas que están operando, así como su denuncia a la guerra”.

Y aunque hay críticos de arte que aseguran que dichos grabados tienen mucho tinte de sátira política, hay otros que piensan que el hecho de que las obras sean grotescas y con personajes casi fantásticos hacen que se asemejen más a sus pinturas negras (serie de catorce murales cuyas temáticas eran seres mitológicos o mágicos), de las cuales algunas de las más famosas son El aquelarre, Saturno devorando a su hijo o Duelo a garrotazos.

La curadora menciona que la característica de Los disparates es que son muy enigmáticos, incluso contrarios a la serie de Los caprichos, en la que cada obra sí tiene una leyenda que da clave de lo que sucede en las escenas plasmadas.

“En las obras que se van a presentar no hay leyendas, pues no hay algo que indique lo que Goya quería decir, por eso están llenos de claves que se deben descubrir. Lo que los caracteriza es que son indescifrables, cada visitante podrá hacer su lectura. El grabado de Los voladores nos habla de esas ganas de volar, ser libres y de los usos y costumbres de España. Hemos estado revisando la obra por meses y todavía, cuando la volvemos a ver, descubrimos nuevos detalles en cada uno; es realmente fantástico y es una serie que se presume inacabada, ya que la creación de ésta coincide en el tiempo en el que Goya dejó España para irse a vivir a Francia”.

Aunque esta serie que se exhibirá consta de veintidós piezas hechas con la técnica aguafuerte y aguatinta, grabados a partir de las placas que Goya hizo, en el MUSA sólo se presentarán dieciocho; al respecto, Ayala Castellanos detalla que originalmente fueron halladas dieciocho láminas en la casa de campo de Goya de la Quinta del Sordo, en ese entonces se imprimieron las primeras series; después fueron halladas otras cuatro láminas en París y fueron asociadas con Los disparates, por lo que se considera que la serie posee veintidós grabados.

“La primera edición de grabados es de dieciocho obras y ésta es correspondiente a la que vamos a tener aquí, que fueron hechas por la Real Academia de Artes de San Fernando, en España”.

Señala que la serie a exhibirse pertenece a un coleccionista privado y que la muestra en el MUSA se logró a partir de las gestiones realizadas por la Galería Hilario Galguera, que concedió el préstamo al museo durante este segundo semestre del año.

Como parte de la muestra, el público podrá realizar una comparación entre los cartones para los tapices de la realeza española que hizo Goya, con otros cartones que están en Los disparates.

“Ambos tienen la misma composición; sin embargo, unos son más luminosos, con gente departiendo y bailando, y las otras son escenas sórdidas. Vamos a tener esas comparaciones para que la gente constate lo que fue el Goya por el encargo y el Goya libre”.

Recordó que otras series del autor son Los desastres de la guerra, Los caprichos y Tauromaquia. “Goya es un exponente único que nos habla de la España de los siglos XVIII y XIX, y es uno de los grandes maestros del arte; al estar su obra aquí en el MUSA él va a tener un diálogo con José Clemente Orozco, que es uno de los exponentes más grandes del muralismo mexicano”.

Que los tapatíos visiten esta muestra, asegura la curadora, significa la oportunidad de tener contacto con obras que sólo se pueden apreciar en libros o la web. Ayala Castellanos invita a que los que aún no saben de la vida y obra de Goya, así como los que son seguidores del arte universal, visiten el MUSA a partir del 30 de agosto.

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