Lo que echa raíces

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La enseñanza rural en la sierra wixárika del Norte de Jalisco es retratada en un cortometraje-documental que realizaron egresados de la licenciatura en Artes Audiovisuales, del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD). Se trata de Raíces del roble, una mirada a la enseñanza en una escuela multigrado a la que acuden niños de distintas edades; esto en la localidad de El Roble, una pequeña comunidad wixárika cercana a San Miguel Huaxtita, en el municipio de Mezquitic, Jalisco.

Este filme, producido en 2014 por los entonces estudiantes Daniel Hernández Delgadillo y Yesendi Zataráin, recientemente fue catalogado en el lugar catorce del ranking de los mejores documentales creados por escuelas de cine en el mundo, por parte del Centro Internacional de Escuelas de Cine y Televisión (CILECT, por sus siglas en francés).

En entrevista, Daniel Hernández cuenta su experiencia tras haberse enterado de que su filme es uno de los mejores del mundo.

¿De qué trata Raíces del roble?
Es un documental que aborda los sistemas de educación rural en México, y ese futuro incierto para las nuevas generaciones. Aborda esos sueños, miedos, incertidumbres y adversidad en la enseñanza de niños de distintas edades en escuelas multigrado. La Conafe, que es el sistema de educación rural en México, se reproduce en muchas comunidades indígenas con escuelas donde chicos muy jóvenes dan un servicio social como profesores, pero que no tienen una formación de docentes. La escuela donde grabamos fue Tatei Nawetsika, en El Roble; esto en 2014. En ese entonces Yesendi y yo éramos estudiantes y lo creamos para la escuela.

¿Cuál ha sido la respuesta que ha tenido este documental donde lo han presentado?
Ha tenido muy buen recibimiento por parte del público, incluso más que por la crítica, es una historia que ha generado mucha empatía en distintos sectores sociales; lo hemos presentado con niños, festivales de cines independientes y siempre despierta reacciones. Esa es la gran virtud del proyecto, que hemos tenido públicos muy diversos. En Latinoamérica ha tenido mayor auge y en festivales que trabajan el tema de comunidades indígenas. Hemos estado en Chile, Uruguay y pronto estará en un festival de cine indígena en Guatemala, y por supuesto en México, donde obtuvimos el primer premio en el Festival Internacional de Cine de Monterrey; incluso ha estado en el festival de Toulouse. Fue estrenado en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara de 2017.

¿Qué otra satisfacción te deja esta película, que ya es una de las más importantes en el mundo para el CILECT?
Es una satisfacción muy chida compartir tu trabajo y poder dialogar con el público a través de tu obra. Este filme marcó una línea de lo que yo quiero hacer en el cine; encontré en el documental mi nicho de fortaleza, investigación y búsqueda, y sé que ese es el camino que quiero continuar. El lenguaje del cine documental tiene eso que estuve buscando en mi proceso de formación.

¿Qué estás realizando actualmente en materia de cine?

Ahora somos egresados y estamos apoyando en la quinta edición de un proyecto académico del Departamento de Imagen y Sonido que se llama Territorios Interiores. Estamos en la Costa Alegre, en la playa de La Manzanilla, con la nueva generación de estudiantes que están creando documentales en esta zona de Jalisco. Las historias que se están grabando acá refieren al tema del ser humano y su relación con la naturaleza, migración extranjera, entre otras. Estamos buscando lo extraordinario en lo simple y eso lo están logrando los chicos.

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