«Los tiempos de Dios», violencia sin moraleja

Desde desapariciones forzadas hasta recibir un balazo por pitarle a un automóvil, el tapatío José Luis Valencia Valencia aborda historias de cotidiana violencia en su obra, que resultó ganadora del XIX Concurso Nacional de Cuento "Juan José Arreola"

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José Luis Valencia Valencia, ganador del Concurso Nacional de Cuento Juan José Arreola 2020
José Luis Valencia Valencia, ganador del Concurso Nacional de Cuento Juan José Arreola 2020. Fotografía: Paola Ávalos

Matías acaba de nacer y lo que su padre menos quiere para él es un mundo como el que describe en el libro que escribió. Sin embargo, existe.

Ése es el pesar del tapatío José Luis Valencia Valencia, quien con su pluma plasmó una serie de situaciones violentas que cualquier habitante en México puede vivir tras tomar una decisión cualquiera.

Y aunque todo en ese libro llamado Los tiempos de Dios es ficción, nadie refuta que dichos acontecimientos no estén inspirados en la realidad que adolecemos y que, seguramente, Matías también padecerá.

Por la fuerza de sus palabras, la consistencia y los arcos de la historia que mantienen al lector enganchado, el jurado del XIX Concurso Nacional de Cuento «Juan José Arreola» decidió que Los tiempos de Dios fuera declarado ganador de la edición del 2020.

Tras días vertiginosos por el anuncio del galardón que recibirá, José Luis accedió a charlar para Gaceta UdeG sobre su obra, misma que será publicada durante la Feria Internacional del Libro de este año.

¿Qué temas sobre violencia abordaste en Los tiempos de Dios?

Son ocho cuentos, el primero que hice y que da nombre al libro, tardé en escribirlo tres años. Éste narra la historia de un joven que busca a su hermana desaparecida.

Los otros siete cuentos los escribí durante un año. No son historias de sicarios y narcos que se matan entre ellos, sino que tienen que ver con cosas cotidianas, como cuando salimos de casa y nos ocurre algo por una mala decisión que tuvimos, esa es la esencia de los cuentos.

Qué pasa cuando vas a bailar con tu novia a un antro y un grupo de sicarios se te acerca. ¿Qué haces, cómo reaccionas, qué es lo que tienes que hacer?

Qué pasa cuando tocas el claxon porque el carro de adelante no avanza, ¿cómo reaccionaría el de adelante, qué podría pasar? Por un momento de furia se puede trastocar tu vida.

O cuando te vuelves un abogado y te toca defender a narcos, ¿cuáles son las consecuencias de ese tipo de cosas?

Todos los cuentos abordan eso: gente mundana y tragedias que pueden pasarle a cualquiera en la vida cotidiana.

Recientemente el Instituto de Información Estadística y Geográfica del Estado de Jalisco anunció, en un informe, que en el estado se registran 9 mil 439 personas desaparecidas. ¿Qué enfatizaste sobre este tema en tus cuentos?

Intenté mostrar y describirlo todo. Infortunadamente tengo una familia conocida con un familiar desaparecido y este cuento, el de «Los tiempos de Dios», es un homenaje a ellos.

Hablo de lo que es ir y que las autoridades no resuelvan nada, pero también de la gente que dice «en algo malo se ha de haber metido» o incluso quienes te aluden al «ya murió, deja de buscar». También sobre los embaucadores que te prometen información a cambio de tanta lana.

También sobre lo que sientes cuando tu papá ya bajó los brazos y no quiere seguir buscando, o cuando tu mamá está en negación y dice: «Ya va a volver, ya va a volver».

Es un shock emocional lo que viven las familias; no tienen paz. En un entorno donde no hay esperanza, cualquier cosita puede ser eso, esperanza.

Trato sobre todas las situaciones que pasan los familiares de los desaparecidos cuando los están buscando: hacer las denuncias, ir con las autoridades, contratar detectives privados. Narro sobre cuando estás desesperado y buscas cualquier posibilidad para encontrarlos.

José Luis Valencia Valencia, ganador del XIX Concurso Nacional de Cuento Juan José Arreola
José Luis Valencia Valencia, ganador del XIX Concurso Nacional de Cuento «Juan José Arreola»

¿Cuál de los ocho cuentos te ha generado una especial predilección?

Yo creo que es «Pa’ atrás», que está narrado del final hacia el inicio. Al leer el cuento lo primero que sabes es que hay un tipo que dice «me pegaron dos balazos» y luego va contando la historia hacia atrás.

Ese cuento es sobre una persona que le urge llegar a un lugar, que va tarde y le toca el claxon al carro de adelante. El conductor de aquel auto se baja y sin decir más le dispara.

La historia va del porqué tenía prisa y cómo había llegado hasta ese momento, sobre la consecuencia de no haber esperado un minuto o dos a que se moviera el otro auto.

La historia transcurre en un recorrido del Aeropuerto de Guadalajara a un lugar que está por Circunvalación y Ávila Camacho. El resto de los cuentos tiene guiños a otras partes de la ciudad.

¿Cómo nació en ti la intención de crear esta serie de cuentos?

La idea se me ocurrió en una ocasión que tuve que viajar en avión de Guadalajara a la Ciudad de México. Fue un domingo a las 8 de la noche y el vuelo se retrasó hasta las 4 de la mañana.

Me metí a unas wings a tomarme una cerveza y ahí me surgió la idea de escribir cuentos trágicos y oscuros, pero que tuvieran que ver con la cotidianidad de la gente, sobre cosas que nos podrían pasar a cualquiera.

¿Se puede asegurar que «los tiempos de Dios son perfectos»?

Justo el título es una ironía. En ese cuento, el del muchacho que busca a su hermana desaparecida, alguien le dice «no te preocupes, va a aparecer; los tiempos de Dios son perfectos».

Pero el personaje asume que no es así: «¡Cuál perfectos! ¡Cuál que va a aparecer! ¡Tengo que seguir buscando y no bajar los brazos!».

El joven llega a la reflexión de que si Dios fuera el dios que dicen, a su hermana no se la hubieran llevado o ya hubiera regresado; pero Dios no hace nada.

Quien lea la obra, ¿qué encontrará en ella, qué esperas que alguien se lleve de tus cuentos?

Espero que se lleven una reflexión sobre las decisiones que tomamos todos los día. Estos cuentos no tienen una carga moral, no hay moraleja, sólo nos muestran una realidad que yo he visto.

Todos lo días nos levantamos muy contentos y salimos muy campantes al mundo, pensando que no nos va a pasar nada, pero sí nos puede pasar.

Por el otro lado, me gustaría que tengamos sensibilidad para con las víctimas de la violencia, que pueden ser desaparecidos o incluso que viven violencia intrafamiliar.

¿Qué encontraste en tus textos que no habías visto antes?

La reflexión que me queda tiene que ver con el nacimiento de mi primer hijo, Matías. Si algún día él lee estos cuentos que escribí, quiero que sepa que este es el mundo que no quiero para él.

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