Al rescate de la identidad de La Huerta

Gestora cultural del CUAAD desarrolla el proyecto “Soy huertense”, que derivó en festival cultural en este municipio de la Costa Sur

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Existen localidades donde el sentido de pertenencia se ha diluido con el paso de los años, pese a que sí poseen elementos simbólicos emblemáticos que, sin embargo, no han sido reconocidos de forma expresa.

Por ello, María Paz Sánchez Covarrubias, de la maestría en Gestión y Desarrollo Cultural, del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD)emprendió el proyecto “Soy huertense”Se trata de una investigación histórica que derivó en un gran festival cultural, en el que participó la población de La Huerta, Jalisco.

La intención era recordarle a los habitantes de dicha localidad de la región Costa Sur que su identidad cultural es valiosa y que a partir de ésta puede lograrse una cohesión social.

“Yo quería hacer una feria en el pueblo, que el huertense tuviera año con año, porque La Huerta es un pueblo muy joven, tiene 74 años de haberse fundado como municipio y aunque sí hay tradiciones marcadas, cada tres años cambian por el asunto del gobierno”.

Dicho encuentro consistió en una exposición fotográfica en gran formato de los habitantes del pueblo, las historias de los 12 barrios fundacionales, presentación del traje típico huertense, charlas con personas mayores, recopilación de los sitios urbanos simbólicos, talleres de plastilina para niñas, niños y otras actividades.

“Quería que fuera el 12 de noviembre, que es el aniversario de La Huerta, pero todo cambió, tuvimos que reinventarlo. El gobierno municipal nos prestó instalaciones, el mismo pueblo aceptó la muestra y las redes sociales funcionaron de forma increíble”, manifestó.

Durante la investigación que emprendió, que duró cerca de tres años, la gestora cultural dio con que en la cabecera municipal de La Huerta no se sentía identificación por el lugar.

Sólo era el turismo, las playas, la costa, a nivel de la municipalidad, pero nada para la gente del pueblo. La misión era que se sintieran orgullosos de sus tradiciones y con una muestra que se realizara año con año”, subrayó Sánchez Covarrubias.

Una de las actividades,  que incluso fue transmitida a través de la televisión local, fue una presentación donde Sánchez Covarrubias habló de las historias del pueblo y sus tradiciones, con la participación de niñas y niños vestidos con trajes típicos.

“Hablamos del origen indígena mazateco y cómo gracias a ese asentamiento el pueblo fue formándose. Culminamos con la identidad colectiva de los 12 barrios, que es lo que somos hoy”.

El municipio invitado en la presentación fue Tomatlán y también hubo una muestra de dibujos creados por pequeños en los que mostraron aspectos del barrio donde viven.

Rescatar la memoria de una tierra fértil
Sin cronistas o historiadores que le dieran cuenta sobre el pasado de La Huerta, Sánchez Covarrubias buscó a habitantes mayores, de los 12 barrios de la localidad, para que a partir de sus historias de vida pudiera dar con aquello que daba identidad a su gente.

Al final, el título de la investigación de Sánchez Covarrubias fue “El huertense por medio de su historia de vida. La remembranza y valoración de la identidad local del poblador de La Huerta, Jalisco”.

Con el compilado de historias que le compartieron ella redescubrió que varias de las tradiciones que ya existían, costumbres, e incluso que lugares cotidianos, podrían ayudar a consolidar el sentido de pertenencia de las y los habitantes.

Algunos de estos sitios son el kiosco y el jardín. “El huertense se identificaba con el jardín y ahí iba a pasar la tarde, era el recibimiento de las fiestas taurinas, ahí cenaban, había música en vivo, comían birria”.

También está la Parroquia de la Inmaculada Concepción, un templo que está en ruinas. “Cuenta la gente que le metieron dinamita y sigue intacto; que tenía sus boquetes y no lo podían tirar; la gente se siente muy orgullosa de este monumento”, declaró.

Otro aspecto que se rescató fue la idea de los productos del campo de la región, como el limón, la sandía y el chacal, que es un crustáceo de agua dulce importante de la gastronomía; mismos que se incluyeron en la imagen gráfica de “Soy huertense”.

Fue una ‘tierra pródiga’, como lo dijo Agustín Yáñez en su obra del mismo nombre, sobre la costa de Jalisco. Quise dejar una semilla en el pueblo, porque nací y crecí ahí; mi familia siempre estuvo cercana a la cultura y crear espacios para que los vecinos del barrio formaran parte; ahí creció la idea”, indicó la también comunicadora.

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