Homenajean al poeta jalisciense Jesús Morales

Con motivo de su XXV aniversario luctuoso recordaron en una charla virtual el trabajo y el legado que dejó como maestro de la prosa poética y de jóvenes escritores

1972

Como un poeta de cultura humanista, conocedor del griego y del latín, y cuya prosa poética es un legado de amor a México, fue descrito el poeta J. Jesús Morales Vázquez (1930- 1996) por académicos, investigadores y promotores de la lectura durante una charla que se organizó con motivo de su XXV aniversario luctuoso.

«Yo conocí al maestro Jesús Morales en 1971, en su consultorio de Homeopatía, que tenía por la calle de Mezquitán, junto al teatro Roxy. Era un hombre de estatura media, piel morena, vestido rigurosamente de traje oscuro, y si no, siempre llevaba camisa de vestir. Cargaba un portafolio con su trabajo poético, más dos o tres libros. Era un hombre bastante reservado, observador, muy inteligente«, describió Silvia Quezada Camberos, académica del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH).

En la charla transmitida por Facebook Live relató cómo después de verlo en su consultorio homeopático por afectaciones en su garganta, se convirtió en su discípula, después de que ella confirmara que le gustaba la lectura y la escritura. Ella veía a Jesús Morales dos veces por semana. «Hicimos un intercambio: él me enseñaría gramática tradicional, y yo lo invitaría a comer antes de la clase».

«Para mí, él era la disciplina, la sabiduría y la creatividad en una sola persona. Le interesaban libros como El corazón de piedra verde, de Salvador de Madariaga, esa novela histórica donde confluye el universo azteca y el mundo de los conquistadores. Me sugirió ese libro para observar los rituales y gastronomía. Insistía en la importancia del maíz, frijol y chile para comprender el mito o representaciones».

Silvia Quezada explicó que Jesús Morales era un maestro de la prosa poética más que del verso. «A 25 años de su muerte lo recuerdo con gran aprecio. Siempre que escribo escucho su voz que me dice: ‘Silvia, ¿cuidaste el ritmo? ¿Bastaron esos renglones para completar la idea que querías en el párrafo?».

«Siempre su voz junto a mi oído».

René Michel Padilla, académico de la Preparatoria 14, de la UdeG, quien conoció al poeta homenajeado, destacó la importancia que daba Morales a algunos elementos como la tuna, el toloache y molote en su obra. «Se trata de una baraja de elementos de origen prehispánicos. Si uno lee con atención hay una descripción de estos elementos, que llegan hasta la modernidad».

«El profesor Morales convierte esa baraja en su motivo poético. Para él constituye una defensa del mundo prehispánico que en los años setenta se desmorona, ya que el mundo capitalista lo deja en segundo término».

Dijo que cuando lee las prosas de Jesús Morales, el lector se enfrenta a recetas de cómo hacer el tejuino, por ejemplo, pero con fórmulas poéticas, metáforas, con un manejo del lenguaje excepcional.

Sergio Aguayo Quezada, investigador del Colegio de México, se refirió a Jesús Morales como determinante en su vida personal e intelectual, y contó que lo conoció gracias a su tío Rafael Aguayo, quien había estudiado en el Seminario Conciliar de Guadalajara, al igual que el poeta Jesús Morales.

«Me ayudaba criticando mis textos, desde entonces me gustaba escribir, y él me ayudó a vencer la timidez. La formación y acompañamiento por parte del profesor Morales fue determinante para sobrevivir en un ambiente tan competitivo como el Colegio de México, donde cursé  la licenciatura».

El sacerdote Tomás de Híjar Ornelas, profesor investigador honorario del Colegio de Jalisco, lamentó que sigan en el anonimato las tres cuartas partes de la producción escrita por Jesús Morales. Destacó el paso del poeta por el Seminario Conciliar de Guadalajara, a partir de los 16 años hasta 1958.

«Ese tiempo será para Morales la ocasión para decantarse en la cultura humanística que había quedado cancelado al calor de la fobia anticlerical que excluyó del sistema escolarizado la formación humanística al relacionarla con la clerical, y que por otro lado negó la validez de los estudios realizados en los planteles levíticos».

Por su parte, Fernando Riveros Magaña, subdirector del Programa Universitario de Fomento a la Lectura Letras para Volar, destacó la labor que hace René Michel en la preservar la obra y memoria de Morales, y que a 25 años de su fallecimiento promocione la obra del poeta.

Expresó que la poesía antes era el instrumento de comunicación, y destacó la importancia de los trovadores y juglares que llevaban noticias de un pueblo a otro y narraban las hazañas de los héroes, que era la forma de perpetuar el conocimiento. Antes de la invención de la escritura, la única forma de perpetuar la memoria de la humanidad era a través de la oralidad.

«La poesía ocupará en un futuro no muy lejano un objeto de presencia de estudio cotidiano para lograr que el conocimiento se preserve».

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