Historias de cotidiano terror

Jalisco y en particular el área metropolitana de Guadalajara son teatro casi a diario de crímenes violentos, y ninguna zona de la ciudad es exenta de ello, hasta llegar a los extremos de homicidios múltiples, de los que se han registrado ya once en lo que va del año

1059
El 2 de febrero asesinaron a balazos a un septuagenario sobre la avenida Américas. Foto: Notisistema

De la realidad, a la realidad

En verdad os digo que las calles son estresantes y no solamente está el riesgo de contagiarse de Covid-19, sino que la muerte puede llegar montada en motocicleta. Y allí quedar inerte, sin ver quien fue, sin parpadear de nuevo. Solamente caer tras las balas de un agresor.

Yo había ido la mañana del 2 de febrero al Santander de Vallarta y Américas, en Guadalajara. Adentro, el frío, el silencio y la espera de un turno para hablar con un ejecutivo para darle solución a mi problema de cuenta que, finalmente, no obtuve.

Luego salir otra vez a las calles y en la inmediación de las avenidas encontrar a la gente mirando, luego evadirlas y ver: patrullas, policías y la esquina acordonada. Las cámaras de TV Azteca grabando. Y allí, sobre la calle, una sábana blanca y unos pies con zapatos de hombre al descubierto. Abrir los ojos. No me detuve ni un instante, sino que fui al encuentro con mi mujer que me esperaba en el Sanborns para comer.

Fui a toda prisa. Nervioso y con el corazón palpitando. Entrar y sin hambre, solamente pedir una cerveza para mitigar la sed y el susto. Casi en seguida ver en el celular la nota que Trafico GDL, en su  sección de “Guardia Nocturna” ya había subido a su portal. Lo que vi y no vi. Lo que había ocurrido en el punto, había sido un asesinato.

Bebí de un solo jalón media cerveza. En silencio. Atolondrado. 

Luego leí:    

Matan a un hombre que caminaba con su hija sobre la avenida Américas

Un hombre de aproximadamente 70 años de edad, fue atacado a balazos sobre la banqueta de la avenida Américas, entre Vallarta y la calle Morelos en el municipio de Guadalajara. 

El sujeto caminaba junto con su hija cuando dos hombres a bordo de una motocicleta lo agredieron con un arma de fuego de forma directa, por lo que presentó dos impactos de bala a la altura del cráneo.

Apresuré la cerveza y le pedí a mi mujer que nos encamináramos a casa. Salimos y mi silencio la extrañó más.

—¿Pasó algo en el banco que deba saber?

La miré. Tardé en responder. Y antes de hacerlo busqué la noticia en el celular. Ya no encontré la misma fuente, pero sí la nota que había subido Notisistema.

—Cuando cruzaba la avenida Américas para venir contigo, me tocó ver esta imagen. La de un hombre tirado en la calle, que de acuerdo con la fuente:

«Al arribo de la unidad se localiza a un masculino de aproximados 70 años, el mismo con varios impactos de proyectil de arma de fuego. Venía acompañado por sus familiares los cuales mencionan que los causantes venían a bordo de una motocicleta, dos sujetos, los cuales sin mediar palabra le causan la agresión y se dan a la huida».

De forma extraoficial se informó que el fallecido era abogado.

La violencia no para

Basta abrir las redes sociales para verificar como en este principio de años han aumentado los homicidios y ver que Guadalajara y su zona metropolitana es una de las más peligrosas del país. Pues tan solo en lo que va del año se han verificado once homicidios múltiples, el último de los cuales dejó 11 personas asesinadas en el municipio de Tonalá, el 28 de febrero. 

Sí, en la ciudad hay muchos asesinatos. En cualquier calle oscura o a pleno día suceden. Como la otra noche en la colonia Miravalle, donde vive un amigo que asistió a lo que describe así Quadratín Jalisco, una noche antes al día que yo vi al muertito en la avenida Américas:

“Sin vida terminó un hombre en calles de la colonia Miravalle, de Guadalajara, luego de haber sido atacado a balazos. Vecinos que escucharon los disparos pidieron apoyo de la policía quienes nada pudieron hacer por salvarle la vida al hombre que presentaba dos balazos”.

Y uno de esos «vecinos» fue mi amigo [omito su nombre porque es conocido del medio literario], quien luego me contó por teléfono que, luego de escuchar los balazos, salió de su casa junto con varias personas y que en verdad lo había visto en sus últimos instantes de vida.

Me reafirmó: «Lo vi boquear todavía como un pez afuera del agua; pero luego se quedó quietecito, muy quietecito. Y ya ni un gesto hubo en sus rostro. Luego, lo supe, se había petateado. Lo sé porque no es la primera vez que veo en la colonia a alguien morirse después de unos balazos. Lo sé: se van quedando tiesos y adiós mundo cruel. Está de la chingada todo…».

Artículo anteriorApuesta CUNorte por una comunidad activa
Artículo siguienteInicia vacunación anti COVID-19 en módulo de CUTonalá