Iván Alejandro Brambila Pelayo*
Si usted piensa que estudiar los tópicos de métodos cuantitativos es complicado, como en Matemáticas o Estadística, pruebe analizarse a sí mismo. Decía Alejandro Magno que: “Conocerse a uno mismo es la tarea más difícil porque pone en juego directamente nuestra racionalidad, pero también nuestros miedos y pasiones. Si uno consigue conocerse a fondo a sí mismo, sabrá comprender a los demás y la realidad que lo rodea”.
Introducidos desde más de un año por la “pandemia global de coronavirus”, ahora es el mejor momento para que el profesor universitario sea empático con los estudiantes, lo que significa no excederse en solicitar al alumnado tareas o actividades que no suman para el fortalecimiento del objetivo general o particulares de la(s) asignatura(as) que tiene a bien impartir el académico.
Para tal efecto, es importante hacer una introspección de nuestro pensamiento racional en el ámbito de la educación superior.
¿Qué relación tienen las emociones con el aprendizaje en línea?
Hablar de emociones implica entrelazar las fibras sensibles del docente versus el aprendizaje en línea. Por consiguiente, resulta improcedente movilizar el conocimiento de parte del profesor sin experimentar el temor, la angustia, la frustración, la impotencia, la desesperación ante la falta de dominio de las nuevas tecnologías (TIC), llámense Zoom, Google Meet, Cisco Webex Meetings, Microsoft Teams, entre otras. Al igual que el uso y manejo de las plataformas virtuales educativas, como Moodle y Google Classroom. Aquí es donde se enfatizan las inteligencias intrapersonal e interpersonal del académico, mismas que conforman a la inteligencia emocional. En este plano, damos cabida a Gardner, que citó:
La inteligencia interpersonal es la “capacidad para comprender las intenciones, motivaciones y deseos de otras personas”.
Al igual que el COVID-19, también la educación en línea llegó para quedarse, la cual ya es tendencia en el plano educativo, asimismo, en la actualidad, es el reto que se tiene por enfrentar por parte de los académicos, en particular los profesores adscritos a la Universidad de Guadalajara (UdeG).
Ante tal situación, es de suma importancia considerar a la Inteligencia Emocional (IE) en el campo de la educación nivel medio y superior a través de las clases en línea (aulas virtuales). En este contexto, damos espacio al psicólogo Daniel Goleman, quien expresó:
“Vivimos en una sociedad que no nos educa para ser personas emocionalmente inteligentes”.
De lo anterior, se desprende que más que ejercer el rol de maestros de los diferentes programas de las asignaturas que constituyen el plan de estudio de una carrera universitaria, ante todo somos personas que estamos en proceso de continuar creando nuevos hábitos y seguir educándonos en el área de las inteligencias intrapersonal e interpersonal: inteligencia emocional.
Esto con el propósito de conducirnos y tomar decisiones de manera más asertiva hacia nosotros mismos, y por consecuente hacia los demás seres humanos que nos rodean o con las personas que nos relacionamos de manera directa e indirecta; mediante el análisis de pensamiento crítico, la empatía, la solidaridad, y, sobre todo, la sensibilidad en ambas posturas: primero, ser sensible como persona; segundo, como maestros.
Y todo lo mencionado con anterioridad, reflejarlo en nuestra aula virtual de las famosas clases en línea, derivado de dos crisis que azotan al mundo entero: la de salud y la económica.
Para finalizar, ¿considera entonces que la inteligencia emocional del profesorado es un elemento clave para desarrollar de manera satisfactoria el proceso de enseñanza-aprendizaje en línea?
*Académico del Departamento de Métodos Cuantitativos del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas