El libro y los derechos de autor

A pesar de los múltiples formatos que existen para tener acceso a los libros, persiste en muchos mexicanos el desdén por la lectura

1995

Los libros resguardan el conocimiento humano, son albergue de la imaginación y la creatividad, preservan la cultura de los pueblos y son un refugio para los tiempos difíciles y de soledad.

Los beneficios para sus lectores son múltiples, ya que brindan la oportunidad de de fortalecer nuestra habilidad de comprensión y comunicación, además de entretenimiento y favorecen el crecimiento personal.

Pese a todo lo anterior, desafortunadamente, persiste en muchos mexicanos el desdén por la lectura, a pesar de los múltiples formatos que existen para tener acceso a los libros: impresos, digitales, audiolibros, CDs, DVDs o libros en línea, muchos de ellos gratuitos o de bajo costo, a más de estar disponibles en las bibliotecas y centros de información.

De acuerdo con el Módulo sobre Lectura (MOLEC) del INEGI, en febrero de 2021, la percepción de la población alfabeta con 18 años y más que ha leído un libro en los últimos doce meses es de un 43%, porcentaje que aumentó respecto a 2019 y 2020, resultado atribuible al confinamiento que hemos vivido en el último año; sin embargo, aún no se ha alcanzado la cifra de lectores del año 2016, donde se reportó al 45.9% de población como lectora de libros; cabe destacar que de esta, el porcentaje de mujeres que leen libros (63.4%), es mayor al de los hombres (56.5%).

El promedio de libros que leyó la población adulta lectora en los últimos 12 meses fue de 3.7 ejemplares, cifra que no se alcanzaba desde 2017. Los dos principales motivos de la población mexicana para no leer fueron la falta de tiempo (43.9%); y falta de interés, motivación o gusto por la lectura (25.4%).

Aunque prevalece la lectura del libro en formato impreso (72.9%) respecto al digital, este último tuvo un fuerte crecimiento al pasar del 12.3% en febrero de 2020 a 21.5% en el mismo mes de 2021.

El cierre de las librerías y la apertura de catálogos digitales se incrementaron en 2020, con la consecuente repercusión tanto en la lectura de libros digitales y audiolibros, como en la venta en línea de libros en papel. Aun y con los aumentos de la venta en línea, la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANAIEM) reportó que el impacto de considerar como actividad no esencial a las librerías, las llevó a un descenso en sus ventas de entre el 22 y el 29%.

En consecuencia, la asistencia a las librerías pasó de un 17.8% a un 7.1%. La dimensión de esta crisis se refleja diferencialmente dependiendo de la ubicación geográfica de estos establecimientos en el país; de las mil 590 librerías registradas, un 30% se ubican en la Ciudad de México con 215; le siguen el Estado de México con 63 y Jalisco con 62 empresas de este ramo, los cuales representan el 7% para cada uno.

Ya eran pocas librerías para una población tan grande y ahora quedan menos todavía.

El 23 de abril se conmemoró el Día Mundial del Libro y los Derechos de Autor, una fecha que nos recuerda la importancia de promover el fomento a la lectura en todos los sectores de la población y de reiterar a toda la sociedad que los recursos informativos están al alcance de los lectores de forma gratuita en sus distintos formatos dentro de las bibliotecas, que hoy como nunca antes juegan un papel esencial para acercar los libros a los usuarios.

No podemos olvidar que la familia y la escuela estimulan las habilidades lectoras desde la infancia; los datos del INEGI revelan que tres cuartas partes de la población lectora recibieron el estímulo en el hogar y en su institución educativa, pero cuando la motivación fue solamente en la casa, el porcentaje fue del 4.0% y si el estímulo procedía únicamente de la escuela, era del 14.9%. Por lo tanto, se requiere del fortalecimiento de ambos estímulos para acrecentar el amor por la lectura y los libros.

Aprovechemos todo el aprendizaje que nos ha dejado la pandemia del Covid-19 para compartir la lectura de un libro y mantener una comunicación creativa y armónica con los demás. Un libro siempre será un maravilloso compañero, pretexto para la conversación y motivo de nuevas amistades, además, como bien decía André Maurois:

“La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta”.

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